En los últimos años se ha multiplicado de manera exponencial el número de afectados por las llamadas enfermedades autoinmunes, aquellas en las que el sistema inmunitario destruye por error células sanas del propio organismo. Celiaquía, Crohn, colitis ulcerosa o esclerosis múltiple son patologías cuya incidencia no hace más que aumentar, hasta el punto de que la cifra de quienes padecen enfermedades inflamatorias intestinales en Europa supera ya los dos millones.

La clave está en el intestino
Cada vez hay mayor número de investigaciones que señalan que detrás de muchas de estas patologías estaría el conjunto de microorganismos que pueblan nuestro intestino. Tal y como explica a ELPLURAL.COM el doctor Santiago Vivas Alegre, del servicio de Aparato Digestivo del Hospital de León, “ese conjunto, denominado microbiota, es un complejo ecosistema conformado por bacterias, hongos y virus”.

Estos pobladores a los que damos un espacio en el que vivir y a los que alimentamos, nos aportan 600.000 genes que nos ayudan a degradar alimentos. Son fundamentales para el sistema digestivo, pero también están directamente vinculados al sistema inmunológico e, incluso, al propio desarrollo corporal y cerebral. Hay muchos factores que inciden en la microbiota , señala el doctor Vivas, “nuestros propios genes, la alimentación, los hábitos de vida y el entorno medioambiental”.

Cuando el equilibro se rompe

Todo ecosistema precisa un equilibrio y en el caso de la microbiota intestinal la proporción entre los grupos bacterianos que la conforman es crucial. En el momento en que se rompe, añade Vivas, “se produce una disbiosis que altera el sistema inmune”, lo que conduce a un mayor riesgo de sufrir alguna enfermedad autoinmune. Se trata de un sistema muy sensible, en el que cuando unas bacterias decrecen otras sobrecrecen.

Por este motivo, es necesario, insiste este especialista leonés, “mantener el mayor equilibrio posible”, mediante la alimentación y unos buenos hábitos de vida, que incluyan la práctica de ejercicio. “Hay que evitar las dietas de adelgazamiento que restringen grupos de alimentos”, así como el uso indiscriminado de antibióticos.

Obesidad y cáncer de colon

A los estudios desarrollados sobre microbiota y enfermedades autoinmunes, hay que añadir también los que se refieren a trastornos metabólicos, como la obesidad , y los relativos al cáncer de colon. Además de la relación que guarda, según los investigadores, esta enfermedad con las bacterias del intestino, la microbiota fecal puede ser usada, tal y como acaban de publicar científicos de la Universidad de Shanghai, como método no invasivo de predecir el cáncer colorectal.

Trasplantes como tratamiento

En muchas de las patologías citadas se están llevando a cabo ya, como parte del tratamiento, trasplantes de microbiota, lo que implica la transferencia de la materia fecal de un individuo sano a uno enfermo con el fin de corregir la dysbiosis y restablecer el equilibrio.

Aunque parece seguro, ya que se estudia la salud del donante, todavía hay dudas entre la comunidad científica sobre el potencial riesgo de transmisión de agentes infecciosos.

La investigación en este sentido no ha hecho más que comenzar. El reto está ahora, aclara el doctor Santiago Vivas, “en establecer una huella genética de la microbiota”. En conocer los secretos de ese ecosistema puede estar el secreto de cómo hacer frente a muchas enfermedades.