Probablemente, te habrás encontrado con personas de las que te has enamorado de una forma u otra, aquellas de las que nada más conocerlas, has admirado su forma de ser y de actuar. Otras, en cambio, parece que no encajan en tu propia comprensión, que no entiendes su forma de proceder, son gente que no te gusta tener cerca. Personalidades hay tantas como personas, y algunas pueden ser compatibles con la tuya propia y otras de ningún modo, por más que se intente.

El concepto propio de personalidad continúa a debate entre los psicólogos. La definición más aceptada podría ser aquella que se refiere a los patrones de pensamientos característicos, que persisten a través del tiempo y de las situaciones, y que distinguen claramente a una persona de otra.

Existen diferentes test de personalidad, que se usan frecuentemente para la selección de personal en las empresas, y suelen ser de tipo psicotécnico de personalidad generalista. Usualmente analiza entre 7 y 12 dimensiones fundamentales de la personalidad y el perfil profesional de los candidatos.  Es un método muy fiable para saber si el candidato es adecuado para cubrir el cargo para el que se postula.

Tipos de personalidad

Generalmente, se establecen nueve tipos de personalidad entre las que todos los seres humanos podemos encuadrarnos. Para crear esta tipología, se utiliza el eneagrama, que es un sistema de clasificación de la personalidad muy útil para el autoconocimiento. Esto no significa que la personalidad sea concreta y estrictamente una específica, por el contrario, las personalidades degeneran o se aproximan a otras, en dependencia de estados de ánimo, actitudes o experiencias vividas.

Las personalidades pueden desarrollarse desde el reformador, que quiere hacer siempre lo correcto; el ayudador, que desea ser amado y apreciado; el triunfador, que necesita sentirse valioso y deseable; el romántico, que busca crear y rodearse de cosas bellas; el investigador, que aspira a acumular conocimiento y entender el mundo en el que vive; el leal, que quiere mantenerse seguro y tranquilo y es algo miedoso; el entusiasta, que ansía mantener su libertad y evita el aburrimiento tanto como el dolor o el sufrimiento; el desafiador, que anhela tener el control de las situaciones, ser el más fuerte y resistir la debilidad; hasta el pacificador, que lucha por crear y mantener la estabilidad a su alrededor.

Estas personalidades, como decimos, pueden interrelacionarse entre sí dando el carácter real a cada persona, siempre en un flujo de movimientos que transitará entre aquellos tipos que más afinidad tienen entre sí.

Por otro lado, la enumeración de los tipos de personalidad que hemos señalado no es la única. Por ejemplo, existe otra clasificación como la que hace Myers-Brigss, que se basa en el equilibrio que se establece entre cuatro pares de factores: Introversión / Extroversión, Intuición / Sensación, Pensamiento / Sentimiento y entre Juicio / Percepción.

En lo referente al primer par, por ser un tema de preocupación entre padres,  Carl Jung, pionero de la psicología profunda, fue quien estableció los primeros conceptos de introversión para definir a la persona que se caracteriza por una preocupación hacia sus propios pensamientos y emociones. Ellos obtienen su energía desde su interior y es ahí donde buscan sus ideas y motivaciones. Por el contrario, Jung pensaba que la extroversión se dispone en aquellos que proyectan su energía hacia el exterior, dirigiéndola hacia personas o cosas y esto es lo que en la actualidad les da la consideración de sociables. Por lo tanto, cabe destacar que ninguno de los dos casos representa ningún tipo de trastorno, ni es mejor ni peor para una vida en sociedad.

Problemas de personalidad

Los defectos, problemas o trastornos de personalidad dependerán exclusivamente de las expectativas culturales que se tengan en relación a lo considerado como un comportamiento normal, es decir, una persona se verá afectada de trastorno de personalidad cuando el conjunto de afecciones mentales, que mantiene durante un tiempo prolongado de su vida, tanto de emociones como de pensamiento y actitud, son diferentes a lo establecido en la sociedad en la que vive.

Las causas de estos trastornos pueden venir derivadas de factores genéticos, para lo cual existen diferentes tratamientos clínicos. Pero, fundamentalmente, se producen por el ambiente en el que se desarrolla el individuo. El trastorno de personalidad se puede detectar al observar que los sentimientos, pensamientos y comportamientos no se adaptan a un amplio rango de escenarios y pueden observarse a partir de una adolescencia llena de frustraciones, rodeada de ambientes violentos o poco saludables.

Cuando el trastorno provoca estados de violencia o problemas de comportamiento graves, ciertas formas de psicoterapia pueden resultar de gran utilidad.