Si no cambia algo en el futuro, Leonor tendrá un desarrollo previamente establecido por las fuerzas más conservadoras de la sociedad y tanto en su proceso educativo como todo su posterior desarrollo como persona, estará marcado por esa importante responsabilidad, cercenando sus tendencias personales a desarrollar su vida como periodista, como abogada, como modista, como maestra, etc., a casarse o no casarse, a ser madre o no serlo, a ser heterosexual u homosexual, a profesar una u otra religión o ninguna, a residir en nuestro país o en otro lugar del mundo, a unirse con la persona que desee y tantas y tantas decisiones que en la vida cada uno tomamos. Éstas y muchas otras decisiones no las tomará ella sino que le vendrán impuestas y tú sabes mucho de ello desde que aceptaste tu matrimonio.

Desde fuera de vuestro ámbito tenemos conocimiento, seguro que sólo en parte, de las dificultades por las que atraviesan los miembros de la Familia Real, originadas muy probablemente por las funciones de la misión encomendadas por el Estado

Por otra parte esta situación denota claramente que los poderosos  no confían en la madurez del pueblo español para elegir en cada momento a la persona que mejor pueda realizar esa función y por ello nos imponen la Jefatura del Estado que conlleva directamente la Jefatura Superior de las Fuerzas Armadas.

Igualmente a los que no aceptamos esta situación de dependencia, si esta perspectiva no cambia nos encontraremos con que la Infanta Leonor, esa preciosa niña, será la representación de esos poderosos y como consecuencia nuestra enemiga. Leonor no se merece estar en esa jaula, aunque sea de oro y el pueblo español tampoco.