El vicesecretario de Relaciones Internacionales de VOX, Iván Espinosa de los Monteros, ha afirmado que su partido se "desmarca de la nomenclatura de la izquierda", al referirse a la violencia de género, que pretende, a su juicio, imponer la idea de que "los hombres son siempre culpables", y no siempre es así. Para argumentarlo ha añadido que "los niños mueren más a mano de mujeres, de sus cuidadoras, sus madres, sus abuelas y no hablamos de violencia feminista".

En una entrevista en La 1 de TVE, Espinosa de los Monteros ha dicho que hablar de violencia de género "crea españoles de primera y de segunda" y es "una nomenclatura que la izquierda ha puesto a su servicio y no ha servido para acabar con esa lacra", pero "estaremos siempre al lado de las víctimas" de cualquier "violencia en España". En este punto, el dirigente de Vox ha dicho que "hay que analizar cada caso" porque "también hay hombres que mueren a mano de otros hombres", e, incluso, "los niños mueren mayoritariamente a mano de mujeres, de sus cuidadoras, sus madres, sus abuelas, por desgracia, pero nunca hablaríamos de violencia feminista porque la violencia es siempre violencia y lo que decimos es: hay que acabar con todo tipo de violencia". Cuando el presentador le ha preguntado que no le constaba este dado y que imaginaba que hablaba a partir de una fuente solvente, Espinosa de los Monteros no lo ha aclarado.

"Si hay un agravante hay que aumentar las penas y por eso decimos que creemos en la cadena perpetua para todos aquellos delitos más graves", ha ñadido Espinosa de los Monteros.

La polémica sobre su chalet

Sobre la polémica alrededor del chalet que comparte con su mujer Rocío Monasterio, y que carece de licencia de ocupación, el dirigente de Vox ha dicho que es un tema “difícil de explicar” y que han llegado a este punto por un “laberinto burocrático”. El Ayuntamiento de Madrid ha anunciado que cancelará la vivienda el próximo 8 de octubre.

Espinosa de los Monteros ha explicado que “seguirán por el camino técnico para obtener la licencia” de su chalet, una casa antigua que compró el matrimonio, en la que se llevó a cabo una obra nueva, que derivó en “un conflicto” con el constructor y que impidió que “nos dieran el acta de fin de obra, y ahí se empieza a enredar todo”.

Según ha subrayado, “siempre cumpliremos con toda normativa, pero muchos españoles entenderán que a veces es complicado estar de una ventanilla a otra”.