Igual Carlos Fabra, desde su celda en la cárcel de Aranjuez, se está riendo satisfecho: 'su aeropuerto' no sólo se ha hecho hueco en las páginas del The New York Times, sino que en el prestigioso diario se presenta el anuncio de que podría tener vida a partir del acuerdo con Ryanair como un "revulsivo de esperanza" para la economía española. Pero la verdad deja muchas dudas en torno a un contrato que no se enseña y que se presenta justo antes del inicio de una campaña electoral crucial.

El 'aeropuerto fantasma' símbolo del 'renacer económico'
El pasado domingo el The New York Times titulaba un artículo como "El renacimiento de los 'Aeropuerto Fantasma' remueve las esperanzas en España". El diario neoyorquino subrayaba el papel simbólico que este 'aeropuerto fantasma' encarnaba de la España de la burbuja y la mentira del boom. Y se preguntaba si el acuerdo anunciado hace unos días entre el aeropuerto y la empresa low cost Ryanair para comenzar a recibir vuelos a mediados de septiembre podía ser también un emblema, pero ahora "del renacer económico de España".
 

Aeropuerto de Castellon..., 'el aeropuerto fantasma'. Foto EFE

 

 


Hemos preguntado en ELPLURAL.COM a fuentes políticas en Castellón, y la respuesta a esa pregunta en principio parece mucho menos positiva. Para empezar, se nos han recordado algunos datos que llevan a extrañeza y hacen dudar del propio acuerdo.

Un acuerdo que plantea muchas dudas
Los resumimos. La primera duda que se presenta es sobre las condiciones del propio acuerdo entre el aeropuerto y la compañía. Tanto medios de comunicación como políticos han pedido acceso al contrato y se les ha negado en aras de una supuesta confidencialidad. Así, lo único que se ha hecho público han sido las cifras de pasajeros que se esperan tener y que comenzarían con unos modestos 18.000 en 2015 y que irían creciendo hasta unos 60.000 al año posteriormente. Los vuelos tendrían lugar dos veces a la semana.

Tampoco nadie, ni de la compañía, ni de la Diputación de Castellón, ni de la Generalitat valenciana despeja otra gran duda y que parece esencial ¿Qué extraño problema hay de permisos o de otra índole que llevan a que los vuelos comiencen a producirse en septiembre, precisamente cuando ya se acaba la temporada alta turística?

Es más, Ryanair, que volará entre Castellón y Londres y Bristol, pierde el gran momento turístico británico en la provincia, el FIB, el festival de música que trae literalmente miles de británicos a Benicassim cada julio. ¿Por qué perder ese gran momento económico? Igual de incomprensible es que pierda también Ryanair la ocasión que en agosto significa el macrofestival de reggae, el Rototom, que reúne a público de toda Europa.

 

 

 

 


Millones de euros gastados en la promoción de la nada
El 'contrato fantasma' que se añade ahora al 'aeropuerto fantasma' no hace, por tanto, sino añadir más 'carne' a una historia que no ha dejado de provocar asombro por el absurdo que la rodea desde el inicio. El capricho de Carlos Fabra, que costó en torno a los 200 millones de euros, se construyó con la oposición de los gobiernos, tanto del PSOE como del PP, que siempre vieron el aeropuerto como un lujo innecesario, puesto que está a poco más de 60 kilómetros de otro aeropuerto, también público, el de Manises en Valencia. Es más, se teme que, puesto que en su desesperación por atraer vuelos que no llegan, al bajar tanto las tasas de uso se convierta en un dañino competidor futuro para el aeropuerto valenciano.

Los costos del 'aeropuerto fantasma' han ido mucho más allá de su construcción. En su promoción tienen previsto gastar entre 2014 y 2022 nada menos que 24.570.000 euros, una cantidad a la que hay que sumar otras cantidades, entre ellas los 26 millones que ya pagó entre 2006 y 2010 cuando estaba aún en construcción.

Gran cantidad de este dinero, por cierto, para cubrir el contrato con el Villareal, equipo de fútbol de primera división, que lleva el nombre del aeropuerto en su camiseta. Quizás eso explique que precisamente el equipo de fútbol haya sido uno de los pocos usuarios del aeropuerto en un desplazamiento para jugar en San Sebastián frente a la Real Sociedad... aunque el vuelo de vuelta tuvo al final que derivarse a Manises por problemas técnicos. El Barcelona Futbol Club, en su visita precisamente a Villareal, fue otro de los únicos usuarios de las instalaciones.