Hay quien no se corta a la hora de elogiar al que, incluso, en su momento criticó, olvidando los momentos más duros e incluyéndolos en esas hojas de vida/servicio/trabajo que componen el paso por la vida pública de algunos políticos.

Se desconoce si Alfonso Rojo se incluye entre ese grupo de analistas que se arropan bajo la manta ideológica cuando las cosas van bien.

Lo que sí se sabe es, precisamente, que sus comentarios suelen girar en torno a dos parámetros: descalificaciones al PSOE y elogios al PP. En su artículo de este domingo en ‘La Razón’ opta por lo segundo, elevando a la categoría máxima al presidente en funciones Mariano Rajoy.

El título del artículo y que le otorga al gallego es el de ‘Gran Timonel’ que “emerje (sic)” de la “merde” después de años de debate sobre si “ya estaba muerto políticamente o sólo agonizaba”.

"Más calculador que sus adversarios"

A lo mejor el autor no se lo cree y por eso cae en la falta de ortografía o a lo mejor sí piensa eso de verdad y la emoción del momento le lleva al error. Sea lo que sea, y aunque reconoce que entre las diferentes formas de liderar están las de Alejandro Magno, Napoleón o Eisenhower, a Rajoy no le es “aplicable” alguna de estas “variedades”, el pontevedrés, según Rojo, tampoco “se ha limitado a sentarse y esperar”, algo de lo que le han acusado, y en más de una ocasión, sus propios compañeros de partido.

Si este sábado, ELPLURAL.COM publicaba la opinión de un grupo de curas sobre lo que ha supuesto y sido el Gobierno de Rajoy, este domingo, como si de una respuesta a las palabras de los sacerdotes se tratara, el periodista dice del “Gran Timonel” que “ha sido más listo, capaz, paciente y calculador que sus adversarios, a los que supera con creces en conocimiento de la condición humana en general y de la de los españoles en particular”.

"Buen estudiante y ha leído"

Pero la loa, ahora que parece que Mariano Rajoy no se moverá de la Moncloa, no cesa. Tras decir de él que “fue buen estudiante y ha leído”, le atribuye el mérito de vencer en las elecciones en “condiciones económicas adversas”, en medio de “una crisis sin parangón”, con “errores garrafales en la selección de personal”, con la “herencia de la corrupción” y más llevan al autor a la conclusión de que su triunfo es “en solitario”.

Sin desperdicio las palabras dedicadas al “Gran Timonel”. La contestación, por si no había quedado claro, la ofrecieron los mencionados sacerdotes, con datos reales sobre recortes, corrupción, olvido clases trabajadoras, compromisos incumplidos y, lo último cronológicamente, las cuentas públicas y el vaciamiento de la hucha de las pensiones