La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, encerró a los ancianos de las residencias de mayores en el momento más crítico de la pandemia, prohibió su acceso a los hospitales y encargó a Encarnación Burgueño, la hija del privatizador de la sanidad madrileña Antonio Burgueño, la tarea de dar atención sanitaria a los residentes, que terminó siendo un plan caótico en manos de una persona inexperta y a la que movía sólo una ambición empresarial, según ha denunciado el gerente de una la firma de ambulancias privadas Transamed, Eduardo Esteban Aragonés, a El País.

Burgueño no tenía conocimientos de gestión sanitaria ni disponía de equipos de médicos o ambulancias para hacer frente a la atención de los ancianos, pero aspiraba a crear una empresa en el lucrativo sector de la salud gracias a los buenos contactos de su padre, a quien la presidenta Díaz Ayuso había encargado la coordinación del sector sanitario ante la pandemia de coronavirus. Antonio Burgueño había sido director general de hospitales de la Comunidad de Madrid y cerebro de la privatización en los anteriores gobiernos del PP en la región.

Cuatro ambulancias y cuatro médicos

Encarnación Burgueño dirigió lo que denominaron “Operación Bicho” confinada en su vivienda sin poner un pie en una residencia. Desde su casa envió el contrato a Transamed, una empresa que contaba con cuatro ambulancias para "la gestión integral de la crisis del Covid-19 en los centros sociosanitarios de la Comunidad de Madrid”. Sólo esos cuatro vehículos médicos visitarían en casi dos semanas cerca de 200 de las 475 residencias de Madrid, 

El contrato Iba firmado digitalmente por un alto cargo de la consejería de Sanidad, el director de coordinación sociosanitaria, Carlos Mur de Víu, que daba instrucciones a Encarnación Burgueño, quien ,a su vez, las daba a la empresa privada ambulancias.

La única asistencia exterior que recibieron los ancianos

Decenas de documentos y grabaciones con los detalles de los 12 días que duró el caótico Plan Bicho demuestran que los sanitarios de la empresa Transamed fueron la primera y única asistencia médica exterior que recibieron miles de ancianos hasta el 6 de abril. El gerente de la empresa de ambulancias, Eduardo Esteban Aragonés, ha mostrado las pruebas que revelan en qué consistió realmente la “medicalización” de residencias, defendida por el Gobierno de Díaz Ayuso.

“En ningún caso estuvo antes de nosotros un médico externo del Summa (emergencias de la Comunidad) o de atención primaria”, ha asegurado Aragonés. “Las residencias nos decían que llamaban pidiendo ayuda, pero no aparecía nadie”.

Según ha contado el empresario, supo de Encarnación Burgueño (una autónoma de 50 años) el 16 de febrero, a través de un conocido suyo del mundo sanitario, Israel Jara, que colabora con la mujer en Cardio Líder, un proyecto para alquilar desfibriladores a centros comerciales y otros negocios. Los dos socios pensaban en crecer gracias a las conexiones del padre de Burgueño, pero no tenían recursos médicos, según le dieron a entender al gerente de Transamed.

Jara le propuso a Aragonés, que tiene la sede de su empresa en Navas del Marqués (Ávila), que colaborara con sus vehículos y sanitarios en un proyecto para asistir a residencias en Castilla La Mancha y la Comunidad de Madrid. El 10 de marzo volvieron a contactar para mantener una reunión. 

"Al habla, Operación Bicho"

El jueves 12 de marzo,el mismo día en el que se conoció el fichaje de Antonio Burgueño, el consejero Escudero anunció un plan para medicalizar las residencias por el que los mayores contagiados iban a ser atendidos en los centros. El viernes, el director de coordinación sociosanitaria, Carlos Mur de Víu, creó el grupo de geriatras que diseñó la política para excluir de los hospitales a residentes mayores con dependencias.

El plan de medicalización de las residencias arrancó el 26 de marzo, cuando a través de un mensaje de Whastsapp Encarnación Burgueño avisaba a Aragonés: “Al habla, Operación Bicho”. En una nota de prensa, la Comunidad de Madrid anunció que “la Consejería de Sanidad se situará como mando único para llevar a cabo las actuaciones sanitarias en estos centros” , pero no hablaba de la participación de Cardio Líder y Transamed.

"Necesitan que vayáis aunque sea sin equipo"

Los audios de las actuaciones de la Operación Bicho muestran la incapacidad de la persona que estaba al frente, Encarnación Burgueño, quien trasmitía en un mensaje, en medio de la tragedia que vivían las residencias con decenas de muertes diarias, que: “se necesita apoyo moral. Necesitan aliento, que vayáis aunque sea sin equipo".

El equipo de Aragonés constaba de cuatro vehículos sanitarios con cuatro médicos, dos enfermeros, siete técnicos de ambulancia y dos coordinadores. Encarnación Burgueño, siguiendo las indicaciones de Mur de Víu, era quien ordenaba los movimientos de los sanitarios.

Burgueño le dijo a Aragonés que había 10 residencias que estaban “fatal” y otras 30 que estaban mal. Mur de Víu había ordenado que fueran primero a cuatro centros que se encontraban en una situación crítica: San Celedonio, Amavir en Colmenar Viejo, las Hermanitas de los Pobres y Fundación Reina Sofía.

Ancianos agonizando sin morfina

El gerente de Transamed ha relatado que cuando sus equipos llegaban a las residencias se encontraban ancianos agonizando sin ni siquiera morfina y cadáveres sin recoger después de cinco días. Cuando entraban en las habitaciones vestidos con un mono de buzo que asustaban a los mayores que muchas veces se ponían a llorar. “Me voy a morir, ¿verdad?”, cuenta el empresario que le preguntó uno de los ancianos.