El grupo ultraderechista Hogar Social Madrid ocupó el pasado 3 de noviembre un edificio situado en el número 4 de la Plaza de Cristino Martos, en el barrio madrileño de Malasaña. El emplazamiento, que supone la novena ocupación de HSM, albergó durante treinta años las oficinas de Comisiones Obreras. “Éste en concreto tiene una gran carga reivindicativa por el hecho de que pertenece al Ministerio de Trabajo, Inmigraciones y Servicios Sociales y cedido a CCOO, un sindicato amarillista que defiende los derechos de las multinacionales y las patronales en vez de los de los trabajadores españoles”, afirma a este medio Melisa, cabeza visible de la organización. 

Melisa Domínguez Ruiz es la imagen de Hogar Social, una organización que erige como ídolos figuras como la de Millán Astray o Ramiro Ledesma, fundadores de la Legión y las JONS, respectivamente. Una mujer inteligente y fuertemente ideologizada que emite un discurso perfectamente maquillado y cuya base nace  del repudio al inmigrante y la lucha contra “el capitalismo global y feroz”.

Al igual que el fascismo tradicional, Hogar Social está supeditado por un pensamiento anticapitalista y la defensa de la clase obrera nacional. Aunque Melisa sostenga que es “absurdo que se nos compare con corrientes históricas”, da la impresión de que dicha reflexión se basa en una cuestión de márketing, por la mala imagen que supone el término “fascismo. “Nuestro eje vertebrador es la ayuda a los españoles. Consideramos que hacer activismo social en la antigua sede de uno de los grandes sindicatos subvencionados por el estado, que en vez de ayudar a los trabajadores, se dedican a vivir de subvenciones y de prostituir la finalidad por la que se crea un sindicato”, subraya.

Algunas de las cuestiones que plantean convergen con posicionamientos cercanos a la izquierda y es algo que Melisa no tiene problemas en reconocer: “Hay cuestiones comunes entre Podemos y HSM, sociales, por ejemplo. Entre Vox y Podemos no se con quién quedarme y te lo digo de verdad. A la hora de defender derechos de los trabajadores frente a los grandes intereses y lobbies internacionales, confluimos con ellos en diversas protestas. Si una causa es justa, es justa. No tenemos en ningún problema en coincidir con grupos de izquierdas”.

Inmigración

La cuestión en torno a la inmigración destapa el mensaje xenófobo de la organización. Melisa, quien confiesa no tener amigos extranjeros, afirma que “la inmigración no se puede vender como una panacea positiva. Esconde un drama humano detrás. A la clase obrera hay que inculcarla que la defensa de la soberanía nacional y la identidad del propio obrero es lo único que puede frenar la globalización masiva”. Y es que, el verdadero mensaje reluce al anteponer la nacionalidad a la clase.  “El trabajador nacional está acostumbrado a vivir en la cultura de convenio colectivo y lucha sindical y sufre un fenómeno de inmigración masiva. Cuando vienen trabajadores de países subdesarrollados que no tienen dicha cultura, el beneficiado es el empresario. El trabajador de aquí no acepta las mismas condiciones, porque sabe que es indigno y explotación. Cuando la inmigración es masiva, el trabajador se ve obligado a aceptarlo, devaluando la calidad laboral”, defiende. 

Por otra parte, Melisa asume que “hay cierta inmigración que ya está absorbida y no se puede echar de golpe. Por ejemplo, la inmigración de rumanos de etnia gitana es una lacra a la seguridad y un grave problema”. ¿Y los hijos de los inmigrantes, ya nacidos en España, no son españoles?: “Tampoco. Y deberían tener consciencia de ello. Que sean españoles es fruto de una injusticia porque sus padres no deberían haber huido de su país de origen”.

El poder

La violencia es un método extinto para llegar al poder. Por tanto, la única vía para hacerlo es la democrática. ¿Está preparado Hogar Social para dar este paso? Melisa sonríe y contesta: “Evidentemente sí. Hasta ahora, hemos trabajado una fase muy importante que es la creación de tejido social sin la cual no puedes aspirar a nada más. Algo que Podemos supo hacer muy bien. Cuando aspiras a la política por un carácter vocacional es muy importante hacer previamente trabajo de calle antes de estar en las instituciones. Este tiempo ya ha pasado y es algo que barajamos en no muy largo plazo. Esta todo calculado”.

Si el espectro de la derecha ya está vertebrado, la entrada en escena de un nuevo jugador descolocaría al electorado de derechas. Los millones de votos que históricamente ha recogido el Partido Popular, se reparten en la actualidad con Ciudadanos y Vox. Así disecciona la líder de HSM, el espectro derechista: “Parece que hay una extrema derecha en auge y dentro de ese saco cabe desde el PP hasta Vox”. Y es que, el partido de Santiago Abascal es blanco de críticas: “Cualquiera enarbola la bandera de España. Cuando vemos al PP con una rojjigualda en su sede me parece insultante. Vox, por ejemplo saca la bandera de España pero a la hora de defender las pensiones habla de un método mixto, un eufemismo para decir privatización de las pensiones. Cuando hay que defender a los taxistas del neoliberalismo de Uber o Cabify se callan. Cuando hay que defender a los trabajadores de verdad guardan silencio porque siempre rendirán pleitesía a la banca, nunca los derechos de la gente de a pie”. En cuanto a la posibilidad de que Vox les haya captado un posible futurible electorado, asume que “quizás sea un poco tarde”, pero matiza: “El grueso de nuestro electorado es muy diferente al de Vox. Su perfil es el de señorito, el del cliché del facha clásico. Hogar Social, en vez de identificarse con el andaluz del cortijo lo hace con el agricultor explotado. No me imagino a Santiago Abascal parando un desahucio”. 

Sobre la exhumación de Franco, el discurso es similar al del PP o Ciudadanos: “No creo que los problemas de los españoles se solucionen exhumando a una figura histórica que lleva 40 años muerta”. 
En cuanto a Cataluña, considera “peligroso el engaño al que se ha llevado a muchos catalanes porque partidos como el PDeCat no deja de ser un partido liberal como el PP”. 

Otro de los puntos más criticados es el feminismo. “Las mujeres no necesitamos gritar y exigir que haya cuotas de paridad para demostrad nuestra valía", dice. "Se puede ser mujer y conseguir las metas y los propósitos y poner al hombre por debajo”. Sorprende escucharla decir "nosotros no nos metemos en la orientación sexual de cada uno. Nuestro enfoque es ayudar para reconstruir la justicia social de los españoles. Hemos ayudado a personas homosexuales".

Esvástica tatuada en el pie

Sobre la figura de Melisa Domínguez Ruiz sobrevuela la duda sobre si comulga con el nazismo. Y es que, circula una imagen en la que se ve cómo en su tobillo izquierdo tiene tatuada una esvástica, símbolo de la corriente política liderada por Adolf Hitler. Por tanto, la pregunta es obvia: ¿Tienes ese tatuaje?: “No lo llevo. Ocurre conmigo porque soy la cabeza visible de HSM. Si fuera verdad, nunca criticaría a nadie su función política por llevar una hoz y un martillo tatuado. Aunque el comunismo cometiera crímenes no entiendo que un comunista sea un criminal en sí mismo".

Melisa se muestra equidistante en algunos temas. Neofascismo con maquillaje integrado en un discurso moderado, quizás pensando en un posible salto a las papeletas electorales. En España los discursos extremistas no venden y la líder de Hogar Social ya proyecta dicha imagen. Tiene tinta y pasado que borrar.