Pablo Iglesias está "enrachado" con el conflicto catalán y las otras autonomías. Su formación hace aguas en el tipo de modelo territorial que defiende. Navega entre la indefinición y las contradicciones internas cuando se posiciona. Los hay partidarios de avanzar con reformas constitucionales integrales pero situándose en contra de la autodeterminación de Cataluña. Este sería el caso de los errejonistas. Existe otro sector con clara definición independentista. Una parte de Podemos en Cataluña, cuya cabeza visible era hasta ahora Dante Fachín, son partidarios de ésta de manera indisimulada.
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Colau, cada vez más independentista
La reina de la contradicción aunque claramente volcada y definida ahora con los segregacionistas es, sin duda alguna, la "asociada" a Podemos Ada Colau. Para colmo de males territoriales, un sector del partido morado en Andalucía encabezado por el ex líder sindical y ahora diputado en el Congreso, Diego Cañamero, ha salido respondón y se muestra públicamente como firme partidario de la autodeterminación para Andalucía y el resto de regiones españolas. Cañamero no está solo, tiene detrás a los miembros del SAT, sindicato campesino andaluz con clara inclinación podemita y dispone de apoyos internos y externos como el del alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo. 

Y en eso llegó Pablo Iglesias y mandó parar
Y a todo esto llegó Pablo Iglesias en un intento de definir la postura oficial y literalmente la "jodió". Parafraseando la canción de Carlos Puebla "Y en eso llegó Pablo y mandó parar" y lo hizo provocando más problema aún en el discurso territorial de la formación. En unas reveladoras y polémicas declaraciones, el secretario general de Podemos, mantiene que en España hay diferentes naciones. Cree Iglesias que España “tiene una realidad plurinacional que no es discutible” y va más allá al pedir que se reconozca este hecho diferencial (autonomías de primera y otras de segunda) en la propia Constitución.

Manda a 2ª a Andalucía, Valencia, Aragón, Canarias y Baleares

En un desliz verbal, un "lapsus linguae" o una declaración sincera dijo que "en España hay cuatro naciones que comparten un Estado: la española, la catalana, la vasca y la gallega, cuatro sentimientos nacionales -que nadie podría poner en duda en tanto que existen- y que hay poblaciones que tienen un sentimiento que se identifica con el término nación”. Profundizó más y ahí se 'lució' manteniendo que existe un segundo escalón en las comunidades autónomas que reclaman reconocimientos simbólicos propios. “Aragón, Andalucía, Baleares, Canarias y la Comunidad Valenciana han obtenido el reconocimiento jurídico de nacionalidad" subrayando que este tipo de organización "no es discutible”.
¡Toma ya! ahora resulta que Andalucía es segundo escalón!!!. Un descenso a segunda división a Andalucía el perpetrado por Iglesias que va de la mano con algunas meteduras de pata recientes donde ubicaba fechas emblemáticas en Andalucía en las que, según él, el pueblo salió a la calle por su ¡independencia!.

Descenso directo para Asturias, Cantabria y Castilla 

Ya en el campo del descenso a tercera situó a Asturias, Cantabria y Castilla y León al residenciarlas  en la categoría de “históricas”. Madrid, Extremadura, Murcia, La Rioja y Castilla-La Mancha ni siquiera las definió. Total, un carajal territorial de comunidades autónomas en tres clasificaciones. La reacción desde el sur no tardó en llegar. La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, visiblemente molesta, calificó de «disparate» este modelo territorial que defiende Pablo Iglesias. Díaz expresó que en lo que de ella dependa, Andalucía estará «a la cabeza» del debate territorial, lo que es «incompatible con lo que escuchamos» a Iglesias. «Estoy en absoluto desacuerdo, lo diga el señor Iglesias o quien lo diga», subrayó con claro gesto de enojo.

Sin ruborizarse, se enmienda a sí mismo
Pero acostumbrados ya a que desde Podemos, y en relación al mapa territorial, se meta la pata continuamente, no extrañó que poco después Iglesias rectificara. Lo hizo a través de Twitter afirmando que «Andalucía se ganó movilizándose y votando su reconocimiento como nacionalidad histórica para ser como la que más. Sin Andalucía no se entiende la plurinacionalidad en España». Eso dicho sí, de manera tan categórica y contundente a solo pocas horas de decir lo contrario, suena grotesco sino frívolo.

Un tema, este de la descoordinación en el modelo territorial, que comienza a ser preocupante internamente en la formación morada. El debate sobre las discrepancias en el seno de la organización ya está haciendo estragos y creando grupos separados. Una paranoia que le hace mantener comportamientos tremendamente contradictorios. Y decimos paranoia por no decir otra cosa que moleste.