El todavía portavoz de Unidos Podemos en el CongresoÍñigo Errejón, ha repetido este martes lo que ya dijo nada más terminar Vistalegre II: que está a disposición de lo que decida el secretario general, Pablo Iglesias, y la nueva dirección sobre su continuidad. Eso sí, no pierde la esperanza de tener una representación de, más o menos, el 40% en la nueva Ejecutiva.

Ese porcentaje se corresponde con la cuota que deberían tener los llamados errejonistas en la dirección si se extrapolan los resultados conseguidos en Vistalegre II.

De los 62 miembros que forman el Consejo Ciudadano, la lista liderado por Errejón consiguió 23 puestos frente a los 37 de los pablistas y los dos de los anticapitalistas de Miguel Urbán. Teniendo en cuenta estas cifras, la corriente de Errejón controla el 37,09% del Consejo, por lo que entienden que deberían tener un porcentaje similar en la Ejecutiva. Por eso hablan de un número cercano al 40%.

“Unidad”

Durante todo el fin de semana, los militantes mandaron una y otra vez un mensaje a cada uno de los dirigentes de Podemos: “Unidad”. Cada vez que uno de ellos asomaba la cabeza por el escenario de Vistalegre II, los presentes en las gradas explotaban en gritos de “unidad, unidad” para recordar que, todavía, “sí se puede”.

Por eso, y porque para escogerlo han votado más de 150.000 militantes, Errejón cree que la representación decidida por la ciudadanía del Consejo debe reflejarse también en la Ejecutiva del partido. Que las corrientes deben estar representadas de la siguiente manera: 40% de errejonistas frente al 60 de pablistas.

¿Cómo son las normas?

Siguiendo al pie de la letra las normas estipuladas, el próximo sábado Podemos debe reunirse para escoger su nueva Ejecutiva. ¿Cómo? De entre los miembros del nuevo Consejo Ciudadano, hay que elegir a entre 10 y 20 personas. De estas, el 50% deben ser mujeres y el otro 50 hombre; es decir, tiene que ser paritaria.

Esto es lo escrito. Ahora habrá que esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos el próximo sábado, porque Iglesias ya lo ha dicho: "Hay que esperar al sábado, el sábado sabréis".