Este viernes se cumplen dos meses desde la celebración de las elecciones generales del pasado 28A y España no es que siga sin Gobierno, es que la formación del Ejecutivo estaba más cerca entonces que ahora. Pablo Iglesias afirmó este miércoles que “está mucho más cerca de lo que podría parecer, aunque haya que esperar dos meses y medio”. Pero lo cierto es que la negociación entre PSOE y Podemos está estancada hasta el punto de que parece que no habrá movimientos hasta que finalice el verano.

Pedro Sánchez ha cerrado la puerta del Consejo de Ministros a los morados, que siguen empeñados en forzar la cerradura. Los socialistas se han plantado: altos cargos o repetición de elecciones; ante lo que Iglesias no se achanta. El PSOE agita el fantasma de la repetición electoral como respuesta a la negativa de Podemos porque creen que así los morados cederán a sus exigencias; mientras estos creen que Sánchez va de farol y que retomará los contactos con el inicio del curso escolar.

Por más que lo nieguen, las discrepancias entre ambas formaciones tienen su génesis en los nombres propios. PSOE y Podemos ya elaboraron juntos unos Presupuestos que supusieron un trabajo de varios meses y que finalmente no pudieron concretarse. En dichos acuerdos no solo se incluían tediosos e ininteligibles números, sino también líneas de actuación política, por lo que el acuerdo programático estaría prácticamente hecho salvo algunos flecos. El obstáculo es la integración de los morados Consejo de Ministros.

Sánchez dijo durante la campaña electoral que "no es ningún problema" que Podemos entre en el Gobierno porque "no tengo un sentido patrimonialista ni monopolístico del poder"

Desde La Moncloa trasladan que no habrá segunda intentona y que si el secretario general del PSOE no es investido en la primera votación que tendrá lugar en julio -fecha aún por determinar-, el sendero conduce irremediablemente a la repetición electoral porque no variarán ni un ápice su oferta.

Así, el PSOE juega la carta del temor morado a una nueva cita electoral, ya que entienden que Podemos saldría muy perjudicado y el PSOE superaría sus actuales 123 escaños gracias, entre otras cosas, al desplome de un Ciudadanos en horas bajas. Iglesias no acaba de creerse la advertencia y considera que se trata de una medida de presión.

Podemos ve lejana la posibilidad de que Sánchez convoque elecciones de nuevo. La formación morada esperará al ‘no’ definitivo definitivísimo de Albert Rivera para que el PSOE vuelva a sentarse y asuma que la única salida a la encrucijada pasa por un Gobierno de coalición y no de cooperación.

Tanto Sánchez como Iglesias están jugando sus cartas y ninguno parece dispuesto a bajarse de la peana. El pulso continúa.

Nuevo stand by

Hasta que no se produzca una primera votación de investidura el reloj de la democracia no se pone en marcha. No hay un plazo límite para convocar una primera sesión de investidura. Tras el 28A se pulsó el botón de stand by a la espera de que pasaran las elecciones municipales, autonómicas y europeas del 26M. Las reuniones comenzaron tras la cita electoral, pero se han vuelto a paralizar, aunque por un motivo bien distinto.

El verano será largo. Y se hará largo. Sánchez e Iglesias son conscientes de que dejan muchas asignaturas pendientes para septiembre.

Sánchez cambia de opinión

El mensaje vertido por activa y por pasiva por la plana mayor del Ejecutivo de Sánchez es que su intención se gobernar en solitario, con miembros de Podemos en altos cargos a fin y efecto de orientar y controlar las políticas para cerciorarse de que se cumple lo pactado. De ahí no se quieren mover, pero esto no siempre fue así.

En una entrevista en El País previa a las elecciones del 28A, Sánchez abrió de par en par las puertas del Consejo de Ministros a Iglesias:

Pregunta: ¿Pero si Podemos le pide entrar en el Gobierno, es un problema para usted?

Respuesta: ¿Para mí? Vamos a ver. ¿Cómo va a ser un problema para mí gobernar?

P: Que entre en el Gobierno Podemos.

R: No es ningún problema. La extraordinaria noticia el próximo domingo sería que España continúa avanzando. Yo no tengo un sentido patrimonialista ni tampoco monopolístico del poder. Pero, insisto, es que el problema no es ese, el desafío que tiene España no es el 29 de abril, es el 28 de abril. Por eso le decía a Iglesias, vamos a hablar de que se movilice toda la ciudadanía progresista.

Las cuentas del PSOE

La opción plausible y sobre la que Sánchez y su equipo trabajan es un acuerdo con Unidas Podemos aún por determinar. Pero entre ambos suman 165 escaños, lejos de los176 de la mayoría absoluta. Dos son las rutas que puede tomar el PSOE para reeditar Gobierno: bien con los partidos regionalistas o bien con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y JxCat.

Los presos de JxCat apuestan por la abstención, ERC no bloqueará la investidura y arrastrará a EH Bildu, con quien tiene un acuerdo de unidad estratégica

El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, ya ha anunciado que su grupo parlamentario no bloqueará la formación de Gobierno, pero tampoco dará cheques en blanco. Unas palabras a priori vacías pero que rezuman claridad: Sánchez puede contar con ellos.

EH Bildu tiene firmado con ERC un acuerdo de unidad estratégica. Arnaldo Otegi así lo esgrimió para justificar que votarán en el sentido en que los hagan los republicanos catalanes en la investidura de Sánchez aunque el presidente ni les ha llamado ni tiene pensado hacerlo.

También se han abierto a la abstención los presos electos de JxCat, por lo que Sánchez podría aterrizar en la Moncloa con el respaldo de los independentistas, pero es bien sabido que no es partidario de dejar descansar la gobernabilidad del país en los partidos secesionistas.

Las variables de los regionalistas

De entre los potenciales socios de Sánchez dentro del espectro de partidos denominados regionalistas, el PSOE podría sumar a PNV, PRC y Compromís sin despeinarse demasiado. De los tres el que más hará sudar a los socialistas será el grupo vasco. De hecho, Aitor Esteban salió de la reunión con José Luis Ábalos advirtiendo de que hoy por hoy no tienen sus votos y que la reunión no ha sido más que una toma de contacto en un clima “distendido y constructivo” que permita “explorar las posibilidades de avanzar hacia un entendimiento”.

Aún contando con los nacionalistas vascos (sin los independentistas) a Sánchez la aritmética parlamentaria sigue resistiéndosele. Se quedarían en los 173 escaños (123 PSOE, 42 Podemos, 6 PNV, 1 Compromís y 1 PRC). Solo existe una posibilidad de que esta fórmula sumara, y es en un escenario en el que los presos electos de JxCat no renuncien a su acta. Sánchez no saldría elegido en primera votación, pero en una segunda votación solo necesitaría más ‘síes’ que ‘noes’ y la abstención de partidos como EH Bildu o Coalición Canaria valdrían una investidura.

Esta opción no la baraja el PSOE puesto que, según fuentes internas consultadas por ElPlural.com, existe la posibilidad de que “JxCat cambie de opinión a última hora, renuncien al acta, firmen los nuevos, y adiós”. No se fían.

Por su parte, Ana Oramas (Coalición Canaria) ha advertido de que bajo ningún concepto apoyaría un Gobierno integrado por Podemos, con lo que el líder socialista tendría problemas con sus socios morados