Indefendible. Ni por sus propios congéneres de partido ni por nadie en su sano juicio. Alfonso Guerra, quien fuera exvicepresidente del PSOE, ha escandalizado a toda la opinión pública al comparar la situación venezolana con la feroz dictadura que Pinochet instauró en Chile en 1973.

Las palabras de Guerra 

En concreto, Guerra ha defendido que la diferencia entre la dictadura de Pinochet y la de Maduro es que en la primera la economía no cayó y en la segunda sí.

El exdirigente socialista ha opinado, en una entrevista en la Cadena Ser, que algunas dictaduras son "eficaces" en el terreno económico, pero que la de Venezuela "no sirve para nada" y ha comparado al actual presidente venezolano, Nicolás Maduro, con el dictador chileno, Augusto Pinochet. "Al menos en Chile la economía no se cayó", ha apostillado.

La dictadura de Pinochet

Un régimen dictatorial que bajo el yugo militar persiguió, encarceló, secuestró y asesinó a todo aquel que difería de lo que la dictadura representaba. Años de represión y tortura que Guerra ha considerado “eficaces” para la memoria colectiva de Chile por su recuperación económica. Declaraciones intolerables que se sitúan en postulados que ni la ultraderecha más reaccionaria se atreve a defender públicamente. Un golpe de insensatez profundamente execrable que atenta contra la posibilidad de tender puentes y de abrir canales de diálogo internacional con Venezuela.

Pero sobre todo, sus palabras atentan contra la dignidad de las más de 40.000 víctimas que -teniendo en cuenta los detenidos desaparecidos, ejecutados, torturados y presos políticos- los feroces años del régimen dejaron a su paso. O a la de los 30.000 que tuvieron que exiliarse ante el temor que la dictadura generaba.

Llama la atención que Alfonso Guerra, quien viviera de cerca los años de la Transición española, dejando atrás una ominosa dictadura que sumió a España en 40 años de desprotección y falta de democracia, pronuncie a viva voz -sin ningún reparo ni desazón- semejante barbaridad. Un blanqueamiento de la dictadura de Pinochet que la sociedad trata de digerir. Pero sí, lo ha dicho. Y no, el PSOE todavía no se ha pronunciado. Complicada tarea la del departamento de comunicación para quitar hierro al despropósito vertido por el que fuera su número 2 en los primeros años de la democracia española.