La expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, quien dimitió tras el estallido de la Operación Lezo, caso que llevó a su delfín Ignacio González a la cárcel, ha reaparecido mediáticamente. Lo ha hecho este miércoles en un acto en el que ha recibido la medalla de oro que le ha concedido la asociación de víctimas del terrorismo Dignidad y Justicia (DyJ), la máxima distinción que otorga.

Durante su discurso, Aguirre lamentó que en España un titular periodístico o las manifestaciones de los adversarios políticos se consideren "demostrativos" de una culpabilidad sin esperar a que haya una sentencia firme. Asimismo, quiso dejar claro que "si dimití, no es porque se considere culpable a nadie, sino porque quise asumir una responsabilidad política, aunque eso no lo hace hoy casi nadie en España", a lo que añadió que “con demasiada frecuencia […] gestos como mi dimisión son considerados o bien como una condena a los imputados o bien como un reconocimiento de culpa propia". Todo esto a pesar de que en su discurso de dimisión aseguró sentirse "engañada y traicionada".

Aguirre ataca a Podemos

Aguirre también subrayó que el Estado de Derecho, que sigue defendiendo en su nueva etapa tras dimitir como concejala del Ayuntamiento de Madrid, se articula en la Constitución de 1978, la que Podemos "quiere cargarse" porque "es la obra que molesta a los herederos de ETA".

En este sentido recordó que algunas manifestaciones de Pablo Iglesias en las que, según ella, dijo que la Carta Magna "no ha respetado las reglas del juego democrático" y quienes se dieron cuenta de ello desde el principio fueron "la izquierda vasca y ETA". "Es decir -ha continuado-, que para Iglesias ETA es la que sabe qué es nuestra democracia".

Aguirre cree que siempre debe recordarse dónde se sustenta el Estado de Derecho, y "sobre todo ahora que los socialistas tienen la tentación de aliarse con Podemos". La expresidenta madrileña, que dejó claro que en todos sus cargos, y ahora, ha defendido a las víctimas del terrorismo, se ha referido a su dimisión y a cómo algunos la han interpretado como una condena a los imputados o como un reconocimiento de culpa. Pero "no es así", ha puntualizado. "Si dimití no es porque me consideré culpable de nada, sino porque quise asumir una responsabilidad política", algo que "casi nadie" hace en España, concluyó.