Los negacionistas de las encuestas, lo tienen complicado. Y más aún, los que han insistido en desprestigiar la tarea profesional del presidente del CIS y doctor en Ciencias Políticas y Sociología, José Félix Tezanos, porque no es de su cuerda. En esta ocasión unos y otros permanecen en silencio, porque todos los estudios sobre intención de voto el 4 de mayo en Madrid coinciden en que Isabel Díaz Ayuso lleva todas las de ganar.

Pero, como recoge la encuesta publicada por El Plural, no se descarta que Ayuso (sin Vox) no consiguiera mayoría absoluta de diputados, mientras que los tres grupos progresistas, PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos sumarían 69 escaños, justo el número que se necesita para gobernar la Comunidad de Madrid. Así que, no habría que dar nada por descartado.

A partir de este jueves, ya no podrán divulgarse nuevas encuestas por mandato legal. Pero nadie evitará que por vías más o menos subterráneas conozcamos las fluctuaciones de un electorado deseoso de votar. Comprobaremos, pues, qué impacto tienen los sobres amenazadores que siguen llegando. Uno de los últimos, dirigido al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. También, hasta donde alcanza el nacionalismo cañí madrileño del PP de Ayuso, en feliz frase acuñada por Angélica Rubio, directora de este diario, en el programa Al Rojo Vivo de laSexta.

El ambiente de provocación que ejerce la ultraderecha tomándose a chanza esas graves amenazas, supone el último eslabón para llegar a un escenario en el que se han saltado todas las barreras. Vox lleva mucho tiempo ejerciendo la deshumanización de sus oponentes políticos, con lo que los cosifica y da pie a que el insulto y otras acciones en escalada, sean hasta justificables para algunos descerebrados sin respeto a la democracia ni a la dignidad de las personas.  

Gaspar Llamazares, médico y político de largo recorrido, ha escrito desde su cuenta de Twitter una interesante advertencia: “Veo con sorpresa y desagrado que los principales medios de comunicación no siguen un mínimo código de conducta sobre cómo evitar el estigma en salud mental. Se habla de una persona con un trastorno mental, como si éste fuese sinónimo de violencia. Falso”.  

Se refiere Llamazares al tratamiento dispensado al autor del envío a Reyes Maroto, ministra de Industria y posible vicepresidenta con Ángel Gabilondo, si éste consiguiera situarse al frente del Gobierno de Madrid, de un sobre conteniendo una navaja ensangrentada. Al político le preocupa que se victimice mediante la enfermedad. Gaspar Llamazares pone el énfasis en la utilización de la salud mental como vía para “explicar” hechos, estigmatizando a la persona y de paso ninguneando la importancia de lo ocurrido. Conviene resaltarlo ya que son muchas las amenazas de muerte recibidas por otros políticos relevantes.

Poner en duda la legitimidad del Gobierno de Pedro Sánchez fue el primer paso para levantar la veda en el coto de caza político. Hablar con desprecio del gran pecado de un gobierno “social comunista”, abre la puerta a la agresión verbal, por lo menos. En su caso, la ultraderecha tampoco tiene muchos escrúpulos en falsear los hechos para conseguir sus fines.

Un relato muy lamentable se sirvió con la patada de un adolescente en el trasero de un guardia civil de paisano en Navalcarnero, durante un mitin de Vox​. Se inventó que había sido un ataque de la ultraizquierda. Y más aún, el aviso de Abascal de que, tras esa acción, sopesaba aconsejar a sus seguidores que “se defiendan por si mismos”.

La ultraderecha empezó a perder las formas hace tiempo y utiliza estos métodos para auparse en el poder. Pero, perder el norte es peligroso. No todo vale.