“Ayer se puso el reloj en marcha con una cuenta atrás para que Sánchez salga de La Moncloa”. Con estas declaraciones del coordinador general del PP, Elías Bendodo, el núcleo duro de Alberto Núñez Feijóo lanza su carrera hacia la presidencia en un ciclo electoral que arrancó este domingo con un resultado histórico para la derecha y que servirá de preludio a las autonómicas, las municipales y las generales. “Si el PP ha conseguido mayoría absoluta en Andalucía, este proyecto no tiene techo”, ha proseguido el número tres de Génova, felicitando a Juanma Moreno por vencer a la izquierda y la extrema derecha “desde la moderación” y la transversalidad y aprovechando para realizar un proceso de ósmosis general en el relato del ‘efecto Feijóo’ con el que aprovechar el rebufo y lanzar a su presidente hacia la sucesión de Pedro Sánchez.

Sin caer en la euforia de tiempos pretéritos, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, que ha cedido a su secretaria general y a su coordinador general la tarea de valorar los resultados electorales, ha empezado una campaña general de acoso y derribo que quiere ejecutar “desde lo propositivo”, trasladando a la imagen pública un perfil presidencial: “No somos los líderes de la oposición, somos la alternativa”, sostenía Bendodo visiblemente orgulloso, sonriente y dando por sentado que este es el primer paso de una gesta aún mayor. "Lógicamente este resultado tendrá eco nacional. Se viene una tormenta dentro del PSOE", ha manifestado, a primera hora de la mañana, el gran protagonista del día, Juanma Moreno. 

El ambiente festivo, fruto de una mayoría absoluta histórica para el PP andaluz y de una debacle sin ambages de la izquierda, tanto la tradicional como la alternativa, y de la extrema derecha, tenía su contrapunto en el resto de cuarteles generales de los partidos que ayer se jugaban el tipo en los comicios: en Ferraz, caras largas; en Vox, análisis de situación y sensación de que el suflé empieza a desinflarse; en Unidas Podemos, reparto de culpas; y en Ciudadanos, lágrimas y peticiones de dimisión.

No solo la fiesta y el luto dividen al PP del resto de grupos, también el análisis sobre las implicaciones de los resultados a nivel general. Si los populares tienen claro que hay un cambio de paradigma, donde la derecha se reagrupa en torno a un PP en ascenso impenitente con los intereses de Sánchez, el resto insisten en que cada elección es diferente y que un proceso autonómico no puede tener lectura nacional. “Tenemos muy claro que los votantes han votado un proyecto para Andalucía", ha manifestado Felipe Sicilia, portavoz socialista, a la par que afirmaba “que el mejor aval para el Gobierno en las futuras elecciones es seguir realizando políticas de izquierdas”.

Para Sicilia, en un análisis de situación muy parecido al realizado por Adriana Lastra este domingo una vez conocido el pésimo resultado del socialismo andaluz, la debacle tiene dos motivos principales: la falta de tiempo de Juan Espadas para consolidar una candidatura fuerte y capaz de movilizar a sus votantes y la desunión de los partidos a su izquierda, que, según los socialistas, habría favorecido que el PP haya dopado sus resultados aprovechándose de la división. Además, el portavoz de la Ejecutiva del PSOE ha apelado a los dos años de pandemia que, en sus palabras, han hecho más difícil poder trasladar el mensaje desde la oposición porque "tocaba estar al lado de los gobiernos" y no en trifulcas estériles.

Los presidentes autonómicos, al igual que el portavoz de la Ejecutiva y el propio presidente del Gobierno, se han mostrado extrañados por el exceso de triunfalismo del PP y han relatado que “estos resultados no son extrapolables” a los comicios venideros. El presidente de Aragón, Javier Lambán, ha sido el más duro a nivel interno, pidiendo una autocrítica seria y que no obvie un resultado tan abultado en una tierra fetiche para el socialismo como ha sido históricamente Andalucía.

La teoría del continuismo autonómico: “Queda mucho”

La lealtad se paga. Esa es la síntesis de un compendio de declaraciones de las que subyace una teoría especialmente reflejada este lunes en Ferraz. La altura de Estado en tiempos difíciles, como la pandemia, ha provocado que las labores de oposición no hayan sido tan feroces como acostumbran. Ni desde los parlamentos autonómicos ni desde el municipalismo. Esto es lo que provoca, a ojos de la dirección nacional del PSOE y de algunos presidentes autonómicos, como el de Asturias, Adrián Barbón, que en todas las elecciones regionales posteriores al covid-19 los votantes hayan optado por continuidad, tranquilidad y evitar los sobresaltos del cambio.

Pedro Sánchez, en clave interna, ha afirmado que “no hay cambio de ciclo”: “El Gobierno está fuerte, queda mucho tiempo”, ha sostenido. La sensación del presidente es que el PSOE se recuperará en la próxima cita electoral. La dirección nacional comparte el análisis, y, fruto de la teoría del continuismo autonómico que han relatado los plenipotenciarios a la hora de valorar los resultado de este domingo, recuerdan que en las próximas elecciones autonómicas el PSOE partirá con ventaja: “Las encuestas lo que nos dicen es que los presidentes autonómicos, seamos del signo que seamos, conseguimos retener la confianza de nuestros votantes al aportar estabilidad. La gente necesita certezas y no aventuras”, ha explicado en declaraciones a los medios el asturiano Barbón.

Es la baza con la que juegan en Ferraz. Antes de las generales, salvo un adelanto que el propio presidente ha prometido no realizar, serán las autonómicas en Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Extremadura, Madrid, Murcia, Navarra y La Rioja. Nueve de doce son del PSOE, impulso suficiente para dibujar un mapa con el que sacudirse las derrotas recientes y apagar los fantasmas del último ‘hat trick’ del PP con Ayuso, Mañueco y Moreno Bonilla.

Silencio en Unidas Podemos

Quien no ha dado declaraciones ha sido ningún máximo responsable de Unidas Podemos. Más allá de un par de tuits, realizados por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y su homóloga en la cartera de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, los morados no han dado rueda de prensa este lunes. En Podemos piden que sea Izquierda Unida quien dé la cara, ya que, según ellos, es Inma Nieto (IU) la portavoz y, por ende, la responsable.

Tampoco en clave andaluza se han asumido culpas. Con un tono que algunos han calificado como demasiado triunfal tras conocerse los resultados, Teresa Rodríguez se felicitaba por cumplir con sus dos objetivos principales: que no entrase la ultraderecha en la Junta de Andalucía y dar los primeros pasos de una candidatura puramente andalucista del siglo XXI.

Inma Nieto, por su parte, pese a señalar que la división hace más complicado rentabilizar votos (“con los mismos que Adelante y Por Andalucía juntos, Vox saca el doble de escaños”), también echó balones fuera al culpar a Moreno Bonilla de preparar a conciencia una campaña de perfil bajo, con desmovilización y utilizando toda la fuerza del propagandismo que conceden las instituciones para hacer creer a la gente que no había nada que hacer.

Lágrimas en Ciudadanos y dudas en Vox

Sabían que sería complicado, que la marca está quemada, que incluso la buena gestión se diluye entre unas siglas que ya no despiertan el interés de la ciudadanía. Sabían que pasarían de la vicepresidencia de la Junta a la irrelevancia, pero la desaparición ha sido demasiado. Juan Marín no ha podido evitar las lágrimas: ni lo hizo este domingo, una vez conocidos los resultados, ni lo ha hecho este lunes en el plató de Espejo Público al hablar de sus hijos.

El tiempo en familia ha sido el motivo que ha argumentado el propio Marín este lunes en la Ejecutiva naranja para apartarse de la polémica. La propia Arrimadas, como ha reconocido su portavoz, Edmundo Bal, a las puertas de la sede de Cs, le ha pedido que se quede. Ha sido innecesario. Ha sido un buen dirigente y los andaluces no se han centrado en la gestión, coinciden los cuadros internos del partido. ¿Y el problema, cuál es?, preguntan otros. Algunos, los más atrevidos, piden una renovación integral: "Los resultados de Ciudadanos en Andalucía exigen la dimisión inmediata de toda la Ejecutiva, la convocatoria de un Congreso extraordinario urgente y la conformación de una gestora hasta su celebración. No hay otro camino, salvo la extinción", ha publicado Ignacio Aguado, otrora vicepresidente de la Comunidad de Madrid, en sus redes sociales.

Menos tremendos se han mostrado en Vox, aunque no por ello contentos. La propia Macarena Olona, en la misma línea de lo pronunciado en la noche electoral, ha prometido dar la batalla en el futuro para que todos los votantes que se decantaron por Vox se sientan orgullosos: "Soy una auténtica privilegiada porque se ha depositado en mí una confianza extraordinaria y soy consciente de la responsabilidad que tengo sobre mis hombros. Es un enorme privilegio elevar la voz para representar a los andaluces en el Parlamento".

Sin embargo, no ha cerrado del todo la puerta a volver a la política nacional si el líder de Vox, Santiago Abascal, cuenta con ella de nuevo para las próximas elecciones generales. Ha dicho que ella es un "soldado" en su partido, pero ante todo es "hija de Dios y no puede asegurar cuáles son los designios que hay por delante". Ha dicho que su vida en Andalucía transcurrirá entre Sevilla, Granada y Salobreña.