Los Presupuestos General del Estado “van por buen camino”. La ministra portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, se expresó con rotundidad al afirmarlo. Desde su atalaya en el ministerio de Hacienda dispone de datos más que sobrados para conocer a fondo las negociaciones en marcha entre las distintas fuerzas políticas y el Gobierno. Y como la perseverancia y la capacidad de establecer escasas líneas rojas suele dar resultado, al final dispondremos de unas cuentas que nos permitan empezar a levantar cabeza.

Con el apoyo casi pleno de Esquerra Republicana, más el que ya han confirmado PNV y EH Bildu, el Gobierno suma 179 votos iniciales a favor, tres más de los precisos para la mayoría absoluta. La reciente conexión directa establecida por Pedro Sánchez con el President de la Generalitat, Pere Aragonés, ha dado resultados de inmediato.

Después de que el Estado haya sobrevivido con los presupuestos elaborados por Montoro en 2018, estas cuentas permitirán afrontar la difícil situación que se arrastra por la crisis sanitaria, enfilar la recuperación económica y dar estabilidad a la legislatura.

Todos parecen contentos con las contrapartidas acordadas, en una práctica de cesiones mutas de la que, en su tiempo, ya abordaron José María Aznar y Jordi Pujol. Así se ha ido construyendo el Estado de las Autonomías.

Los partidos saben que los ciudadanos están cansados de líos y quieren buenas noticias. El deseo colectivo es que los políticos se pongan de acuerdo, que haya inversión y se recupere la economía. También, que llegue cuanto antes la vacuna para acabar con la pesadilla de la pandemia.

El Gobierno además ha fijado el modus operandi para distribuir los 140.000 millones que llegarán de Europa. Todas las líneas de control y seguimiento convergen en el Presidente Sánchez. 

Ciudadanos también ha firmado enmiendas con el PSOE, buscando la forma de dar el sí o viendo la manera de esquivar el compromiso alcanzado entre el Ejecutivo y ERC, que rechazan. La situación está bastante clara, con foto o sin foto.

Podrían llegar a acuerdos parciales, sin necesidad de que el republicano Gabriel Rufián y la reconvertida al centrismo Inés Arrimadas posen juntos en ninguna foto. Las imágenes de la plaza de Colón, con la derecha, la ultraderecha y los centristas renegados de Albert Ribera juntos, están muy sobadas. Los bloques se han reestructurado y el acueducto transporta ahora a los interesados en que el agua llegue a muchos molinos. Con su rotunda negativa a los presupuestos, el PP se queda solo en compañía de Vox.