Yolanda Díaz, vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Trabajo, paró los pies con suavidad pero sin paliativos al portavoz del PP en el Congreso, Teodoro García Egea. La representante de Unidas Podemos en nombre de IU, no entró al burdo trapo que acostumbra a manejar el campeón mundial de lanzamiento de huesos de aceitunas que, ya de entrada, le había preguntado por su grado de satisfacción sobre los datos del paro, para lanzarse a renglón seguido a atacar al comunismo. 

Dentro de su reiterada obsesión venezolana, Egea llegó a referirse a “las aerolíneas chavistas” que, según dijo, habían sido salvadas por el Ejecutivo español, refiriéndose a la empresa de aviación Plus Ultra.  La ministra pasó por encima de esas impertinencias del popular y remachó que en absoluto estaba satisfecha “con los datos de paro de mi país”, añadiendo que el desempleo es el principal problema de España.  

La solvencia demostrada este miércoles por Pedro Sánchez y otros miembros del Gabinete resultó convincente, al menos puertas afuera del hemiciclo. Por si los mensajes no habían quedado claros, a primera hora de la mañana del jueves, en la cadena Ser, la vicepresidenta de Economía remachó el clavo y despejó algunas inquietudes: “Este no es el momento de subir los impuestos”.

La buena interlocución de Nadia Calviño en la capital de la UE ha sido importante a la hora de convencer en Bruselas de que España va a saber gastar los fondos que reciba y poner en práctica las reformas prometidas.

En todo caso, respecto a la recuperación económica a la que ayudarán activamente los fondos de la Unión Europea, la derecha volvió a mostrar su dolor afirmando que el mérito en la negociación había sido del PP europeo, en el que está inserto el PP de Casado.

Pero este miércoles 14 de abril un determinado sector de diputados se llevó un gran disgusto con otra intervención del presidente del Gobierno. Dijo que ese día de conmemoración de la República de 1931 supuso uno de los tres hitos cruciales de la conformación de España como un gran país, poniéndola en similar nivel al de la aprobación de la Constitución, el 6 de diciembre de 1978. Y al ingreso de España en la UE el 12 de junio de 1985. Para rematar, ligó los grandes avances de la República para la mujer y los trabajadores con la situación actual, en que se aborda el plan de reconstrucción que permitirán los fondos europeos.  

Raudo, el presidente del PP, Pablo Casado, reprochó la reapertura de debates morales sobre la historia de España, y su vecino de rellano, el presidente de Vox Santiago Abascal, que portaba un adoquín en recuerdo de su reciente experiencia de campaña en Vallecas, negó cualquier bondad achacable a la República. 

Desde la derecha se pronunciaron todo tipo de palabras fuertes e insultantes en las cinco horas que duró la sesión, en la que se plantearon otros temas sensibles, como la conveniencia o no de prorrogar el estado de alarma. Sánchez mantuvo que la intención del Gobierno es evitar más prórrogas.

El actual tira y afloja entre el Ejecutivo central y varias autonomías sobre las herramientas jurídicas necesarias para seguir abordando la pandemia, no hace más que aplazar el debate pendiente sobre el Estado de las Autonomías: asfixiante para unos, excesivamente laxo para otros.

Y en cuanto al brillante planteamiento del Ejecutivo sobre la recuperación económica mediante los fondos de la UE, la derecha volvió a mostrar su incomodidad afirmando que el mérito en la negociación había que atribuírselo al PP europeo, del que forma parte el PP de España. Ante semejante bravata, Sánchez agudizó su lenguaje irónico sobre la enorme cantidad de apoyo y aliento que había recibido siempre del líder del PP​, Pablo Casado.

Ladran, luego cabalgamos.