Esta semana, se creaba el ‘Grupo COVID-19’ en el marco del fallido “Espacio de Cooperación” entre los Gobiernos de España y de la Comunidad de Madrid para el seguimiento y respuesta de la evolución de la pandemia en la región.

Un grupo que acordaba el nombramiento como portavoz del doctor Emilio Bouza, con una destacada trayectoria asistencial, científica e investigadora a sus espaldas. De hecho, en 1984 creó el primer servicio de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica de España. Sin duda, hoy es uno de los referentes mundiales en esta especialidad, tanto en clínica como en investigación.

Experto en enfermedades infecciosas y microbiología y fundador de la Sociedad Española de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas, el doctor Bouza estaba llamado a ser ‘el nuevo Fernando Simón de la Comunidad de Madrid’.

Bouza, que ha presentado su dimisión este sábado, iba a ser la voz del ‘Grupo COVID-19’ del que forman parte el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón y la secretaria de Estado de Sanidad, Silvia Calzón (ambos a propuesta del Gobierno de Pedro Sánchez); y también el viceconsejero de Salud Pública y Plan COVID-19, Antonio Zapatero, y el asesor de Salud Pública y Plan COVID-19, Jesús Canora (ambos propuesta del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso).

“No votaré nunca más al PP”

Bouza fue en su día jefe de Servicio de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas del Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Muy respetado en la profesión médica, el doctor al que muchos ya denominan ‘el Fernando Simón de Ayuso’ se ha mantenido casi siempre alejado de las discusiones políticas.

Sin embargo, en el año 2013 Bouza decidió alzar la voz. Por aquella época, el Partido Popular iniciaba la privatización que tanto daño ha provocado en la sanidad pública madrileña. Para ello, Javier Fernández-Lasquetty (actual consejero de Hacienda de Ayuso que entonces dirigía el departamento de Sanidad) llevó adelante la jubilación de 426 profesionales sanitarios mayores de 65 años de golpe.

Un hecho por el que protestaron numerosos sindicatos, calificándolo de “ERE encubierto para facilitar la privatización”. “Las razones son económicas”, o “nos ahorra 60 millones de euros al año” fueron algunos de los argumentos que esgrimió entonces Lasquetty.

Paralelamente, exigía que médicos y enfermeros dejasen de ser funcionarios y que tuvieran “el mismo contrato que el resto de los mortales”. Además, defendía que “los hospitales de gestión privada tienen los mimos indicadores de efectividad clínica y seguridad del paciente que el resto de los hospitales”.

En este contexto, Bouza se plantó y dijo basta. “No quiero que se haga un negocio con la sanidad pública”, afirmó en una entrevista en el diario ‘El Mundo’ que merece ser recordada.

“Una empresa es una organización destinada a ganar dinero. Yo quiero que todo beneficio que se produzca con algo que tenga que ver con lo que pagan los pacientes repercuta en la sanidad pública. Se puede gestionar con gestores privados, pero no quiero que se haga un negocio con la sanidad pública, quiero hasta la última peseta reinvertida. No quiero que este dinero vaya a accionistas, esto es salud, un derecho básico de los ciudadanos, con la salud no se hace negocio y esa es mi filosofía”, afirmó el doctor.

Cuando la periodistas Ángeles López le preguntó si se había manifestado antes en contra de alguna medida del Partido Popular, el doctor Bouza tampoco se mordió la lengua: “Estoy con la sanidad pública, no pertenezco a ningún partido político. No tengo ninguna vinculación con ningún sindicato. He votado algunas veces al Partido Popular, he dejado de votarlo y no le votaré nunca más por lo que ha hecho en sanidad. No sé por quién voy a votar en el futuro, pero por el Partido Popular no, he vivido de cerca lo que ha hecho con la sanidad madrileña".