La derecha pensó ingenuamente que el radicalismo de Pablo Iglesias unido a su lucha de egos impediría el acuerdo con Pedro Sánchez. Así que, PP y Ciudadanos no tenían por qué votar abstención, como le pedían muchas voces, porque la propuesta del gobierno de coalición no prosperaría por mucho que Esquerra Republicana estuviera decidida a facilitar con su abstención el acuerdo.

Con este análisis, que la periodista Isabel San Sebastián ha publicado en su columna de 'ABC', se entiende mejor que la amargura de la derecha y de los ultras respecto a Pedro Sánchez se haya convertido en una sobreactuación permanente dirigida también, por supuesto, a Esquerra Republicana.

Todo lo que ha venido a continuación es consecuencia de ese mal cálculo. Se han quedado con la miel en los labios y ahora ven todo negro. Para ellos, el Gobierno es ilegítimo y cada paso que da es un ataque a la democracia y a la Constitución.

A tal punto llegan las hostilidades que proclaman que la anunciada reforma del Código Penal es antidemocrática. Es decir, que consideran que la votación a favor que pudiera darse de más de la mitad del Congreso de los Diputados a la reforma sería ilegal. Se hace difícil explicar que si se produce el acatamiento de la mayoría de los representantes de los ciudadanos sea un ataque a la democracia. Cualquiera diría que es al contrario. Que la deslegitimación de los diputados elegidos en las urnas es el verdadero ataque a nuestro sistema.

La reforma anunciada no hace otra cosa que equipararnos a nuestro entorno europeo, donde la sedición tiene penas mucho más bajas y requiere el uso de la violencia. Era algo que tenía que haberse hecho hace tiempo. Si, como parece, es consecuencia del pacto con ERC, bienvenido sea, porque ya íbamos con demasiado retraso.

Mientras se llama a esta reforma, despectivamente, “ley Junqueras”, se sigue agitando el fantasma de ETA, sin hacer caso a lo que dijo el ya ex popular Borja Sémper (“seguir hablando de ETA es como olvidar que la derrotamos”). Por otro lado, se pretende convencer a todos de que Pedro Sánchez apoya al “tirano” Nicolás Maduro, cuando lo cierto es que el Gobierno ha reconocido de forma oficial a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela.

El cóctel de siempre: ETA, Venezuela, Cataluña. No falta nada en la mesa. 

Enric Sopena es Presidente Ad Meritum y fundador de ElPlural.com

@enricsopena