El pasado miércoles la visita de Pablo Casado al puerto de Algeciras dejó una escena para la posteridad. El secretario general del Partido Popular estrechó la mano de varios migrantes, atendidos en la ciudad gaditana, conformando una imagen que suscitó numerosas crítcas. Sin embargo, tal secuencia eclipsó otra, no menos significativa, la cual sucedió después, durante la visita de Casado a la frontera del Tarajal (Ceuta): un policía fronterizo marroquí negó el saludo al presidente de la ciudad autónoma de Ceuta, Juan Jesús Vivas.

Pablo Casado fue testigo directo de tal desplante, un hecho que hizo que el popular ni se planteara tratar de saludar al agente marroquí.