Granados se ha visto salpidado por los dos grandes escandalos que han sacudido al PP de Madrid en los ultimos anos: la Gürtel y el espionaje entre miembros del partido en el contexto de guerra abierta entre bandos, especialmente por el control de Cajamadrid. De ambos parecio salir indemne politicamente, pero el PP de Madrid perdio la batalla frente a la direccion nacional del partido y sus circunstanciales aliados gallardonistas. Y de fondo, el escandalo de los dossiers contra Ignacio Gonzalez, el delfin de la presidenta.

ELPLURAL.COM ha repasado en los últimos días la trayectoria de Francisco Granados, muy vinculada a Valdemoro, y su ascenso como uno de los dirigentes de confianza de Aguirre. La confianza de la presidenta quedó reflejada en su nombramiento como 'superconsejero', aunando en su persona las consejerías de Presidencia, Interior y Justicia.

¿Piel de rinoceronte?
Granados parecía tener una piel política de rinoceronte. En 2005, dos ediles del PP de Majadahonda expulsados por el partido declararon ante la Fiscalía Anticorrupción que Aguirre y Granados habían presionado a un alcalde de la localidad para que abandonara su cargo y paralizar una venta de suelo público. En este turbio episodio, que entonces apenas fue difundida, está el origen del escándalo de la Gürtel. La trama de corrupción en torno a Francisco Correa se llevó a varios alcaldes del PP por delante, a diputados regionales y a todo un exconsejero como López Viejo -que organizaba actos para la presidenta-. Pero Granados no sufrió daño político, incluso aunque cenara con el juez que llevaba el caso mientras su partido denunciaba 'la cacería' de Bermejo junto a Garzón, un asunto que dejó muy tocado al exministro de Justicia.

Dolorosa y ridícula derrota
Pero en el contexto del enfrentamiento del PP de Madrid con la dirección nacional y con los gallardonistas por el control del partido y también de Caja Madrid, llegó el escándalo de los espías. Un hombre de Granados, Sergio Gamón, se vio imputado por presunto espionaje a Alfredo Prada -exvicepresidente regional que había dado el salto al marianimo- y a Manuel Cobo. El escándalo fue mayúsculo y la imagen de las puñaladas en el PP de Madrid dieron la vuelta al mundo. Ante ese espectáculo, Rajoy se pudo permitir doblar sin esfuerzo el brazo de la presidenta y dejar la entidad en manos de Rodrigo Rato. Al tiempo, circulaban otros dossiers con informaciones contra Ignacio González, el rival de Granados por suceder a Aguirre.

Achicharrado
En los mentideros políticos madrileños se apunta a un presunto coqueteo de Granados con el marianismo como posible razón por la que éste habría sido defenestrado en la Ejecutiva saliente de las elecciones de las autonómicas de marzo. Pero ese fue el camino que en su momento eligió el exconsejero Juan José Güemes, apartándose de Aguirre en el momento de la verdad y retirándose a un plano privado, lo que le permitirá volver inmaculado a la primera línea política si así lo desea. Granados estaba demasiado achicharrado con las causas aguirristas como para permitirse soñar con escapar de la lideresa.