Una mañana agradable en la que de nuevo Málaga ha desafiado a la ola de frío que España sufre y se ríe climatológicamente de los predictores del tiempo. Cementerio de San Rafael, en cuyas tapias que aún conservan los huecos de las balas asesinas y que pretende reconstruirse, fueron fusiladas 4.400 personas durante la Guerra Civil y la dictadura franquista. Un dato que da muestra de la importancia del lugar desde el punto de vista de la historia y de los memorialistas: el número víctimas que fueron arrojadas a las fosas comunes solo se equiparan con las tétricas lagunas de cadáveres halladas en Sarajevo o en los campos de Camboya bajo el terror de Pol Pot y los Jemeres rojos, cuyo objetivo copiado de los nazis era crear una raza superior, la “purificación de la población”.
“Málaga la Roja”
Nuestro Pol Pot particular, el dictador Francisco Franco, quiso “purificar” España con la aniquilación física y el exilio de quienes pensaban distinto o no aceptaron el golpe de Estado vestido del eufemismo de “Alzamiento nacional”. En aquella denominada “Málaga la Roja” del inicio de la guerra y durante su desarrollo, el cementerio de San Rafael fue el lugar donde el genocidio franquista se mostró con más sádica claridad. Y la “Desbandá”, la masacre de la carretera Málaga-Almería tras la entrada de las tropas franquistas con un éxodo de entre 200.000 a 250.000 desplazados atacados por tierra mar y aire y que causó la muerte a de 5000 civiles, fue el otro gran dramático suceso que explicaría el vigor del movimiento memorialista en Málaga.
Homenaje a las víctimas del franquismo con un alcalde del PP
Con estos antecedentes y esta realidad aliñada con la polémica del acuerdo entre PP y Vox para gobernar en Andalucía en el que se pactó derogar la Ley de la Memoria Histórica de Andalucía y las ayudas a los colectivos que trabajan por ella, la convocatoria de Francisco de la Torre, alcalde de Málaga -del PP, cospedaliano de primera generación y casadista en segunda vuelta- para que los malagueños acudiesen al acto organizado por el Ayuntamiento para rendir “homenaje a las personas represaliadas durante la Guerra Civil y la dictadura franquista”, hacía temer en determinados sectores que la presencia del regidor fuese incómoda y se pudiese generar algún altercado en forma de rechazo, silbidos o muestras de repulsa. Cabe señalar que en un acto de similar formato que se organizó el 11 de enero de 2014 el alcalde tuvo que soportar algunos abucheos y pitos.
Ejercicio de respeto de la izquierda malagueña
Y nada más lejos de la realidad. Desde minutos antes del comienzo del acto y de la llegada del alcalde a las 12:30 comenzaba a llegar gente al camposanto (hoy convertido en mausoleo piramidal donde yacen 2.500 víctimas exhumadas de las fosas comunes -aún quedan por exhumar 2400 más-). En su mayoría eran representantes de colectivos de Memoria Histórica de Málaga, sindicalistas y dirigentes de CCOO y UGT, militantes de izquierdas, cargos públicos y municipales del PSOE e IU y representantes del ámbito cultural de Málaga.
Justo a la hora de su comienzo hizo acto de presencia el alcalde de Málaga arropado por varios concejales y tenientes de alcalde de su partido. Por Ciudadanos se pudo ver un concejal con rosa en mano. Junto a ellos y como máxima autoridad “moral” del acto, Pepe Sánchez, el motor y alma del movimiento memorialista malagueño y presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH).
El alcalde del PP y la bandera republicana
Tras las palabras de Sánchez, el alcalde se dirigió a los asistentes para cerrar el acto. Destacaba, y fue muy comentado, que desde el inicio del acto el alcalde era consciente de tener justo detrás de él una inmensa bandera republicana. Una foto esta, buscada, posada o no, que en Génova y en las huestes de Santiago Abascal va a dar que hablar. Que el alcalde de la sexta ciudad de España y la de mayor población gobernada por los populares se deje ver con una tricolor como telón de fondo y en un acto de la Memoria Histórica lleno de “rojos” y con la Subdelegada de Gobierno de Pedro Sánchez a su vera puede ser una gran provocación para su propio partido y sus satélites pactistas. Ejemplos como este se van a dar mucho en la legislatura que acaba de comenzar. De esos pactos… esos lodos.
“Concordia”, la palabra talismán del regidor
En todo caso, el respeto de los asistentes desde la clara diferencia ideológica, siguió protagonizando el acto y la alocución del regidor popular. Solo un detalle podría haber pasado desapercibido desde el análisis político. Y es el hecho de que el alcalde pronunció de manera tremendamente reiterada la palabra “concordia”. Hasta una veintena de veces la dijo. Curiosamente, el pacto firmado por PP y Vox para permitir que aquellos gobiernen la Junta de Andalucía en coalición con Ciudadanos y con el voto de la formación de extrema derecha recoge que la modélica y avanzada Ley de Memoria Histórica de Andalucía deberá ser abolida. En su sustitución se aprobará, una vez eliminada esta, otra denominada Ley de Concordia, algo que parece tener un tinte reaccionario pues se conoce la inquina que tanto Pablo Casado como Santiago Abascal le profesan a todo lo que signifique recuperación de la memoria histórica.
A pesar de ello, los centenares de personas que acudieron al acto escucharon con respeto las palabras del alcalde y tan solo en la parte final de su alocución se oyeron algunas voces que exigían que el PP no retirase la Ley de Memoria Histórica de Andalucía cuando Moreno Bonilla sea presidente, la semana próxima.
La II República un “intento hermoso”, según De la Torre
Varios detalles para la reflexión. El alcalde en su discurso llegó a calificar a la II República como un “intento hermoso… pero fallido”. Algún grito de “Viva la República” no le impidió continuar con su discurso. Y durante todo el tiempo del acto Francisco de la Torre delante de una inmensa bandera republicana. Toca ver ahora las reacciones de los socios del pacto andaluz, Vox. A Abascal, y con toda seguridad al propio Pablo Casado no le habrá hecho ninguna gracia la foto del alcalde con la enseña tricolor.