Los reyes sabían que este martes se conocería la sentencia del Tribunal Supremo a Iñaki Urdangarin y a la infanta Cristina, por lo que han llenado su agenda, con actos por separado, para estar ocupados ante este día que iba a llegar tarde o temprano, la confirmación de que exduque de Palma, casi seguro, deberá entrar en prisión.

Felipe VI se ha ido al Palacio de El Escorial para presidir un acto militar en los que se siente muy cómodo. Se ha tratado del Capítulo de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, de la que el monarca es Soberano. En él, el rey ha reconocido la labor de los nuevos altos cargos del Ejército y la Guardia Civil y ha dado la bienvenida a los nuevos miembros de la Orden.

Por su parte, la reina Letizia ha presidido la reunión del Patronato de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción celebrada en la sede de Iberdrola (Madrid), donde se ha encontrado en todo momento acompañada de los dirigentes del Patronato y lejos de cualquier pregunta incómoda ante la noticia del día.

Desde que llegó al cargo, Felipe VI ha sido contundente con su yerno y su hermana, ante el acoso judicial que se cernía sobre ellos. Primero los sacó de la Familia Real, así como de la agenda oficial de ésta, casi repudiados se podría decir que los dejó. Además, les retiró el título de duque y duquesa de Palma.