Rajoy ha presidido su último Comité Nacional, el máximo órgano de decision del Partido Popular entre congresos. Y mientras daba su último discurso, la Audiencia Nacional dictaba otra sentencia contra los que fueran todopoderosos líderes y "fontanteros" del PP, en una más de las piezas en las que está dividido el caso Gúrtel. Esto resume la presidencia de Rajoy: una batalla contra el reloj en la que el político gallego se quedaba inmóvil mientras los tiempos judiciales proseguían inexorablemente. 

Una sucesión veloz y neutral

Rajoy, mientras tanto, ha hecho un discurso en el que no ha mencionado ni una sola vez la corrupción, algo que ha planeado sobre todos sus años de Gobierno y lo que le ha terminado sacando de él. Su intervención ha comenzado dando las gracias a los delegados presentes "por las muestras de cariño de estos días". El expresidente censurado ha fijado la fecha del Congreso donde se ratificará a su sucesor -antes tiene que pasar un proceso de primarias cerradas- para los días 20 y 21 de julio. Poco más de un mes, lo cual es inusualmente pronto; no sólo comparado con los tiempos habituales de Rajoy, sino con los tiempos habituales de cualquier partido. 

El todavía presidente del Partido Popular ha insistido expresamente en que no va a decantarse por ningún candidato: "no voy a designar a un sucesor, ni voy a señalar a nadie con el dedo". Las razones de ello, según Rajoy, se deben al "respeto". Respeto que exige también al mundo fuera de los muros de su partido o posiblemente a su antecesor: José María Aznar.  "Nadie tiene derecho a decir desde fuera quién debe ser nuestro líder", ha dicho Rajoy en tono rotundo. "Somos un partido adulto, capaz de actuar sin ningún tipo de tutela". 

Intervenir "lo justo"

Si los tiempos para nombrar una nueva presidencia del Partido Popular son más cortos de lo habitual. Su gestión no se apartará de las señas de identidad de la "era Rajoy" en el PP. "Intervendré lo justo", ha informado Rajoy, que también ha insistido en que no hará cambios en la estructura del partido, ni en los grupos parlamentarios. Y es de suponer que tampoco decidirá con respecto a las candidaturas para las cada vez más cercanas elecciones autonómicas y municipales, algo que pone nerviosa a buena parte del Partido Popular, que no quiere prolongar más la espera. 

Todas esas deciciones corresponderán a la persona que suceda al primer presidente del Gobierno censurado en la historia de nuestra democracia. Circunstancias que Rajoy no parece aceptar con un gramo de autocrítica. Para el expresidente "no han sido los españoles" quienes le han sacado a él y a su partido del Gobierno, sino una coalición de "separatistas y radicales". El aún dirigente del PP ha sacado pecho por la gestión de la crisis económica, el fin de ETA -que ha "desaparecido a cambio de nada"- y la creación de puestos de trabajo, antes de volver a dar las gracias a los presentes por última vez.