Antonio Gramsci, político, filósofo, periodista y fundador del Partido Comunista Italiano solía decir que “todo es política”. Señalaba Santiago Segurola en La Vanguardia después de los acontecimientos del 1 de octubre que “el deporte es uno de los territorios más fértiles para el regadío político en cualquiera de sus formas, desde la propaganda hasta la represión”. Lo cierto es que la politización del deporte es un asunto permanentemente de actualidad que todos los años llega a su cenit con la disputa de la final de la Copa del Rey.

Este sábado (21.30 horas/ La 1 de TVE), Sevilla y Barcelona se jugarán en el Wanda Metropolitano el primer trofeo de la temporada. Por caché y nombre, es un título menor en comparación con LaLiga, la Champions League o la Europa League. Sin embargo, como siempre ocurre cuando el Barça está presente, esta final adquiere una dimensión que traspasa las barreras del deporte. Además, dada la situación política que se vive en Cataluña desde el referéndum independentista del 1 de octubre, ha hecho que este encuentro pase a ser catalogado como uno de los más politizadas de la historia.  

Messi protege el balón ante el central del Sevilla Lenglet

Los pitos al rey se han convertido casi en una tradición de la Copa siempre que Barcelona y Athletic de Bilbao -los dos reyes de la competición en cuanto a número de títulos con 29 y 23, respectivamente- están presentes.  Silbidos que este año se podrían volver a repetir. Y es que desde diversas partes de Cataluña ya han anunciado que desean que en el nuevo estadio del Atlético de Madrid se escuchen sus protestas y reivindicaciones ante el anclaje político que se vive en Cataluña. Por ello, además de la ya rutinaria exhibición de esteladas y pitos a Felipe VI, se esperan una invasión de globos amarillos (como ya ocurrió ante la Roma en Champions) y una marea amarilla de aficionados a petición precisamente de estos sectores.

Ante esta presión, el presidente del Barça, Josep María Bartomeu, que siempre ha mostrado una postura equidistante en este tema, se decantó el miércoles pasado por el “respeto” a las instituciones catalanes y el “derecho a decidir”. Más enigmático se ha mostrado el portavoz del club, Josep Vives, que dejaba entrever una posible acción reivindicativa por parte del conjunto azulgrana ante una final que calificó como “excepcional por lo que se vive social y políticamente en Cataluña”.

Por su parte, el presidente de LaLiga, Javier Tebas, volvió a mostrar su rechazo absoluto a este tipo de actos. Tebas definió la pitada al himno español como “violencia verbal”. “Los gritos de ‘Puta Cataluña’ los hemos denunciado cuando han ocurrido en muchos campos cuando iba a jugar el Barcelona, y para mí sería violencia verbal”, sentenció. Pese a ello, dejó claro que no se podía suspender el partido si hay pitada al himno y también señaló que al no haber prohibición por parte del Gobierno o la Comunidad de Madrid -como sí hubo hace dos años cuando estos dos conjuntos se volvieron a ver las caras en una final, esta vez en el Vicente Calderón-, se tendrán que dejar entrar banderas esteladas al Wanda Metropolitano. Mucho más duro se mostró el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, en una entrevista concedida al diario ‘Marca’ donde defendió la aplicación de la legislación de Antiviolencia si se falta el respeto a personas o instituciones.

Un partido de máxima seguridad

Para afrontar el encuentro con la máxima seguridad posible, el Ayuntamiento de Madrid ha preparado un dispositivo de seguridad que, según explicó la delegada de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés, contempla cortes de tráfico desde las 16.00 horas del sábado 21 de abril hasta las 02.00 horas del domingo 22 de abril (ampliable en caso de próroga). Además, se cortarán también calles y habrá prohibiciones de circulación para vehículos pesados (más de 3.500 kilos). Asimismo, el Ayuntamiento también ha habilitado dos ‘fan zones’ que servirán como punto de encuentro entre los seguidores: la de Barcelona en el Paseo de Ginebra y la de Sevilla en una explanada situada entre las calles Esfinge y Circe.

Del total de 68.000 espectadores que puede acoger el nuevo feudo rojiblanco, 48.000 entradas (24.000 para cada equipo) serán para los aficionados de ambos clubes. Se espera que estas personas se desplacen a Madrid tanto por carreteras como por aeropuertos, por lo que la vigilancia de la Policía tanto en el Aeropuerto de Barajas como en las distintas estaciones de tren se multiplicará. Precisamente Renfe también ha anunciado que reforzará este sábado las líneas de AVE desde Barcelona y Sevilla con destino Madrid, con 7.000 plazas adicionales en servicios de trenes chárteres y de doble composición.

La sede de la final de la Copa del Rey, el estadio Wanda Metropolitano

En los aledaños del estadio, unos 3.200 efectivos velarán por la seguridad de la final e intentarán evitar altercados entre los aficionados más radicales de ambas entidades: los Biris Norte, en el caso del Sevilla; los Boixos Nois, en el caso del Barcelona. Unos ultras que han protagonizado ya varios episodios violentos y que comparten animadversión hacia el Estado español, ya que unos son nacionalistas andaluces y otros catalanes.    

Un duelo en horas bajas

En cuanto a lo puramente futbolístico, el encuentro no llega en el mejor momento para ninguno de los dos conjuntos. El Barcelona, gran favorito para revalidar el título por cuarta vez consecutiva, se presenta a la cita con el campeonato doméstico en el bolsillo pero con la herida de la decepcionante eliminación de la Champions todavía sin cicatrizar. El Sevilla, por su parte, no llega mucho mejor y es que a la también eliminación de la Champions hay que añadir la mala temporada en liga del conjunto hispalense que le tiene séptimo, fuera de los puestos que permiten disputar competiciones europeas la próxima temporada.  

En las últimas horas Ernesto Valverde ha recibido la buena noticia de la alta médica del croata Ivan Rakitic, con lo que el técnico azulgrana podría alinear a su once gala, a excepción de Jasper Cillesen que ocupará el puesto de ter Stegen en la portería. De esta manera, la alineación de Valverde la formarían los siguientes hombres: Cillesen; Sergi Roberto, Piqué, Umtiti, Jordi Alba; Busquets, Iniesta, Rakitic; Coutinho, Messi y Suárez.

El técnico italiano del Sevilla, Vincenzo Montella

Tarea más difícil es adivinar el esquema con el que saldrá Vincenzo Montella. La gran duda estará arriba, donde el colombiano Muriel y el francés Ben Yedder se disputarán un único puesto, con ventaja para el primero ya que es el ariete en el que más confía el técnico italiano. La alineación de Montella la formarían los siguientes hombres: David Soria; Jesús Navas, Mercado, Lenglet, Escudero; N’Zonzi, Banega, Franco Vázquez; Sarabia, Correa y Muriel.