La locura se ha apoderado este jueves de la Asamblea de Madrid. Se trataba nada más ni nada menos que de la primera aparición pública de Cristina Cifuentes tras trascender presuntas irregularidades en dos de las asignaturas que cursó de un Máster en la URJC. A su llegada al Pleno, la presidenta de la Comunidad de Madrid consiguió esquivar a la prensa entrando por la puerta de atrás. Pero no iba a correr la misma suerte a su marcha. Los periodistas allí congregados, numerosos dado el nivel que ha adquirido el asunto, han montado un dispositivo más propio de una unidad militar que de la prensa, de tal manera, que Cristina Cifuentes no tuviera escapatoria.

La sala en la que se celebran los plenos cuenta con seis puertas y tres flancos. Los cámaras y periodistas de los diferentes medios de comunicación comentaban por cuál saldría y en qué momento. La lógica invitaba a pensar que abandonaría el pleno una vez finalizadas las preguntas al Gobierno autonómico, pero la puerta que escogería era una incógnita. Por este motivo, los periodistas se dividieron entre las diferentes salidas: unos cubrían la puerta principal, otros la puerta por la que había entrado y otros vigilando las esquinas para cubrir todos los flancos. La Asamblea de Madrid, más que un parlamento autonómico, parecía un edificio de maniobras de los Navy SEALs.

Con el perímetro vigilado solo quedaba averiguar el cuándo. Los compañeros comentaban: “Esto dura todo el día, pero ahí dentro no hay baños, tendrá que salir en algún momento”. Uno de los cámaras espetaba: “Si da igual por dónde salga, hay prensa en todos lados”.

De repente, la puerta en cuestión se abre. Se trataba de un dirigente del PP del que no aportaremos el nombre. Lo sustantivo es que, teléfono en mano, se le escucha murmurar: “No salgas por aquí”.

Minutos después, con toda la prensa expectante, el portavoz del Ejecutivo autonómico, Ángel Garrido, convoca a los medios para ofrecer declaraciones al respecto, pero no todos los medios acuden y, los que lo hacen, es porque cuentan con dos cámaras. ¿Por qué? Porque más de uno opinaba que se trataba de una estrategia para despejar la zona. No ha funcionado y Cifuentes no ha salido en ese momento.

Lo ha hecho tiempo después y por la misma puerta la que ha entrado. El dispositivo estaba listo y la prensa presta y dispuesta, pero la puerta se abre y todo salta por los aires. Empiezan las carreras, los cámaras buscando la imagen y los periodistas, micro y libreta en mano, corriendo detrás. La presidenta de la Comunidad de Madrid, impasible, sonriente y con paso firme, avanza rauda.

Durante la carrera con Cifuentes, incluso algún cámara se cayó por los golpes del barullo. De hecho, algún diputado que andaba por el pasillo fue prácticamente arrollado y aquejaba de ello.

Tras el vendaval, se sucedieron algunas discusiones entre profesionales de diferentes medios por los empujones y golpes. Y un comentario resonó entonces: “Así trata el PP a los medios…”.