La sátira ha tomado las calles de Valencia, y de la particular visión de los artistas falleros no se  libra nadie, sobre todo los políticos. La capital del Turia está plagada de ‘ninots’ que critican todo lo sucedido durante el año y Nicolás Maduro, Donald Trump o el líder norcoreano Kim Jon-un son algunos de los dirigentes internacionales que arderán sin compasión el próximo día 19.

Pero los políticos patrios merecen un capítulo aparte. La aplicación del artículo 155 aparece de forma recurrente en las diferentes fallas. Los ninots más utilizados son las ovejas. Como borregos los representan los artistas. Hasta el rey Felipe VI tiene su propio ‘ninot’ que, Constitución Española en mano, guía a las ovejas de las diferentes comunidades autónomas por el buen camino como si fuera un pastor mientras su padre, el rey emérito, utiliza uno de los animalitos para ordeñarlo y hacerse un café con leche.


Un café que es solo una pequeña muestra de la mala leche con que los falleros representan la actualidad cada año. Los problemas entre los Mossos d’Escuadra y los antidisturbios de la Policía Nacional son de fácil arreglo desde la perspectiva fallera. Un buen beso a amor soluciona cualquier conflicto, y en Valencia podemos ver a dos fornidos machotes dándose un beso de tornillo bajo el lema “libérate”.

La corrupción también ha irrumpido en las Fallas aunque con menos fuerza que otros años, pues en este 2017 hasta la corrupción ha sucumbido ante el problema catalán. Pero las grandes tramas las lleva el PP acuestas y eso queda evidenciado en la falla Na Jordana, donde podemos ver a un Cristobal Montoro representado como un cura en un confesionario rodeado de tramas corruptas, y hacia él se dirige Mariano Rajoy con Lezo, Púnica, Imelsa, Noos o Pokemon clavadas en su espalda mientras anda con la mirada perdida buscando la ayuda del padre Montoro.


La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría es la ama de cotarro. Diferentes comisiones la han representado como la persona que maneja los hilos del poder en España o como Soraya I, virreina de Catalonia.


Pablo Iglesias, Albert Rivera y Pedro Sánchez son los actores secundarios de una función, la fallera, que les da poco protagonismo en comparación con el gobierno. Pero aun así, los líderes de la oposición también tienen sus clones de cartón-piedra que no tienen ningún tipo de piedad con ellos. Valencia es tierra de sátira durante la semana fallera y aquí nadie está a salvo.


Nadie escapa del humor de los valencianos. Ni políticos, ni famosos ni, como no, periodistas. Las redes sociales reían sin parar con una de las figuras de Na Jordana. En ella se puede ver al presentador del programa 'Al Rojo Vivo', Antonio García Ferreras, junto a la periodista Ana Pastor. Ambos están en pleno especial. En la mesa, una foto de Cristina Pardo. El trío más mediático del panorama informativo entra por la puerta grande en el mundo fallero. Eso sí, con este ninot descubrimos que Ferreras necesita un gotero para poder aguantar las maratonianas jornadas de sus especiales.


Los políticos valencianos tienen hueco en casi todas las comisiones falleras. Especial mención merece la falla Cirilo Amorós-Isabel la Católica que ha dedicado todo el remate del monumento al presidente valenciano Ximo Puig y a la vicepresidenta, Mónica Oltra. Esta comisión ha elegido otro fenómeno de masas, 'Juego de Tonos', como temática de la Falla. En ella podemos ver a Puig sentado en el trono de hierro mientras Oltra Kaleshi le mira desde arriba junto a su dragón. Oltra también sale representada pescando dentro de un pato en La Albufera de Valencia y en otras muchas situaciones cómicas.



Por último, las despedidas. Una  comisión le ha dedicado una corona de flores con el lema “todo fue fabuloso” al expresidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps. Los valencianos, muchos de ellos hastiados de los casos de corrupción vinculados a Camps, le han querido recordar que está políticamente muerto y que salir en los medios diciendo que en Valencia todo fue maravilloso mientras él gobernó y que nunca ha habido corrupción, aunque el propio expresidente está imputado en tres causas diferentes es, cuanto menos, motivo de burla para los falleros.


Valencia ni perdona ni olvida todo lo sucedido en 2017, ya sea dentro o fuera de sus fronteras, y Las Fallas son su particular forma de demostrar que no solo saben reírse sino que además lo hacen como nadie en España. El 19 Valencia arderá sin remedio y los falleros y sus artistas comenzarán de nuevo a pensar cómo no dejar títere con cabeza pero eso, ya es otra historia. Eso serán Las Fallas de 2019. Hasta entonces, que los políticos tiemblen.