La Fiscalía Anticorrupción lleva años detrás de Francisco Camps, pero hasta la fecha no había podido con el que fuera número uno del PP valenciano y expresidente de la Comunidad Valenciana. Camps siempre se ha mostrado escurridizo ante los intentos de la Justicia por vincularle y conseguir una condena en temas de corrupción. El ejemplo más claro de ello fue el juicio por los trajes dentro del marco de la trama Gürtel.

Un juicio con jurado en el que se acusaba al expresidente de la Generalitat de cohecho pasivo impropio. El Ministerio Público lo intentó todo pero el resultado fue estéril. Camps fue absuelto. Y junto a él, también salió airoso el entonces número dos del PP valenciano Ricardo Costa. Quienes no salieron tan bien parados fueron el exjefe de protocolo de la Diputación de Valencia, Rafael Betoret, y el ex vicepresidente de la Generalitat, Víctor Campos, que firmaron una conformidad y asumieron el delito a cambio de una multa.

Ahora, años después de aquello, Francisco Camps atraviesa su peor momento dentro de sus múltiples periplos judiciales. Las causas por corrupción que le señalan como epicentro del entramado se van acumulando sin piedad contra quien todavía grita a los cuatro vientos su inocencia y su honorabilidad. Pero la Fiscalía Anticorrupción no está mostrando ningún tipo de piedad con él y sus ataques jurídicos van directos a la yugular. Ya son tres las causas por corrupción en las que Camps está como imputado.

Pero si hay algo peor que verse sentado en un banquillo es comprobar que quienes fueron tus fieles escuderos no están mostrando dudas para saltar por la borda y abandonarte sin contemplaciones. Ese ha sido el caso de Ricardo Costa. Aquel joven que se sentó junto a Camps en el banquillo por los trajes y que fue su número 2 en el partido, no se lo pensó dos veces en el juicio por la financiación irregular del PPCV y tiró con bala al que fuera su mentor. Acusó a Camps de ser el cerebro del dopaje electoral junto con el expresidente de Las Cortes, Juan Cotino, del que dijo que era el recaudador y al ex vicepresidente de la Generalitat, Víctor Campos.

Ese nombre, el de Campos, debería preocupar, y mucho, a Francisco Camps. Fuentes cercanas al PP siempre han afirmado que Campos firmó la conformidad por los trajes engañado por Camps y por el exministro Federico Trillo, brazo ejecutor de Mariano Rajoy en materia de corrupción durante los primeros años de la Gürtel. Cuenta la historia que Víctor Campos acudió al juzgado porque el expresidente Camps le dijo que lo hiciera que él también iba a firmar. Sin embargo, el final del cuento fue muy, muy diferente, ya que Campos se fue con una condena bajo del brazo mientras Camps salió absuelto de aquel juicio.

Ahora, años después ambos vuelven a coincidir como investigados en una causa, la que ha abierto el Juzgado de Instrucción número 5 de Valencia, que investiga desde 2016 las irregulares en las contrataciones de la Fundación V Encuentro Mundial de las Familias, llamará a declarar como investigado a Camps en breve como presunto autor de los delitos de prevaricación, malversación y falsedad documental derivadas de supuestas irregularidades en las adjudicaciones por parte de la Fundación que organizó la visita del papa Benedicto XVI a València en julio de 2006. Se investiga si esas adjudicaciones se realizaron sin respetar las normas generales de contratación, sin concurso ni concurrencia pública. La pregunta que todo el mundo se hace es cómo responderá Víctor Campos esta vez. ¿Habrá pacto de no agresión? ¿se la devolverá Campos a Camps?

La visita del Papa es la última causa abierta contra Camps, pero no es, ni mucho menos, la única. Los juzgados valencianos investigan otras dos posibles tramas de corrupción, ambas vinculadas a la Fórmula 1, ese macro evento auspiciado por el Camps más megalómano, el que quería poner Valencia en el mapa a toda costa y, visto lo visto, haciendo ricos a los corruptos mientras se vaciaba el erario sin piedad.

Sobre la Fórmula 1 hay dos procedimientos y en ambos está el expresidente imputado. El primero es el que la derivada de la organización de la F1 en Valencia a través de Valmor Sports y que produjo un pufo valorado en más de 23 millones de euros por la compra de la empresa privada por parte de la Generalitat. Francisco Camps está acusado de los delitos de prevaricación y malversación de caudales públicos.

La siguiente piedra en su camino, también relacionada con el evento deportivo es la que investiga los presuntos amaños en los contratos con la UTE que construyeron el trazado de la carrera que tuvo un conste de cerca de 90 millones de euros y unos sobrecostes de más de 16. Esta causa está bajo secreto de sumario y poco se sabe de momento sobre el contenido de la misma salvo que además del expresidente hay cerca de 30 personas más investigadas entre ellas el exconsejero Mario Flores.

Dentro de los casos de corrupción vinculados a Camps hay varios pesos pesados de su gobierno acusados, al igual que él, de corrupción. Entre los más destacados están el ex vicepresidente Víctor Campos, la exconsejera de Deportes, Lola Johnson; el expresidente de Las Cortes, Juan Cotino y el ya citado Mario Flores.

Todos estos nombres se unen así a los de los ya condenados Rafael Blasco, actualmente en prisión por el caso Cooperación; la exconsellera de Turismo y expresidenta de Las Cortes, Milagrosa Martínez, que está a la espera de entrar en la cárcel tras ser condenada a nueve años en Gürtel en la rama de Fitur o Ricardo Costa, quien asumió su responsabilidad dentro de la financiación irregular del PP de Camps el pasado enero en el juicio que se está celebrando en la Audiencia Nacional.