Francisco Granados, una de las ranas de Esperanza Aguirre, el cabecilla de la trama Púnica, un acusado por corrupción que se ha sentado varias veces en el banquillo y ha dormido en prisión.

Así se reconoce en la actualidad a Granados, pero hubo un día en el que la gente se refería a él como la mano derecha de la exlideresa y secretario general del PP de Madrid, como alcalde de Valdemoro, una cara visible del PP y, según él mismo, el azote de la corrupción.

Y es que, aunque ahora parezca extraño, hace no demasiado tiempo Granados dedicaba buena parte del tiempo a recorrer las tertulias políticas televisivas para asegurar que él, junto a otros compañeros de partido, lucharían y luchaban hasta el final para acabar con la corrupción.

Es más, no dudaba en señalar públicamente a los corruptos y asegurar que hay dos clases de políticos: “el trigo” y “la paja”. Granados, se consideraba de los buenos.

 “No sólo no me molesta, sino que me encanta. Porque así, vamos a poder separar el trigo de la paja. Como yo soy parte del trigo, el que la paja desaparezca, que todos estos sinvergüenzas desaparezcan cuanto antes, pues a todos los demás, que somos la inmensa mayoría, esto nos va a encantar”, dijo el 2 de febrero de 2013 en el programa La Sexta Noche.

 

“¿Qué más se puede hacer? ¿Cómo demuestro yo que no me han dado un sobre? Porque a mí no me han dado un sobre en mi vida. No lo he visto jamás y por lo tanto no he cobrado nunca ni en negro ni en blanco de mi partido. He vivido siempre de mi sueldo de diputado”, se empeñaba en decir Granados enfadándose y enfrentándose con cualquiera que se atreviera a meterle en el saco de los corruptos. Pero la Púnica estalló, se investigó, y Granados acabó acusado por blanqueo de capitales, organización criminal, tráfico de influencias, cohecho, malversación de fondos públicos, prevaricación y fraude.

Es más, este caso de corrupción no se llama Púnica por casualidad. Todo tiene su explicación. Granados está considerado el cabecilla de la trama y por ello, a la UCO de la Guardia Civil se le ocurrió llamarlo Púnica, porque el apellido del político coincide con el de un árbol y el nombre en latín del granado esPunica granatum”.

“Lo importante es qué reacción se tiene”

“No estamos libres de que en el seno de los partidos se produzca alguna conduzca ilícita por parte de alguno de sus miembros. De esto no está libre ninguna organización, ni la nuestra, ni el PSOE, ni ninguna. Lo importante es qué reacción se tiene desde esa organización cuando se poner de manifiesto y se prueba la exigencia de esa ilegalidad”, decía en otra tertulia.