Gabriel Rufián ha contado en El Periódico de Cataluña cómo ha sido su viaje a Madrid para visitar a Oriol Junqueras en la prisión de Estremera. El diputado de ERC ha descrito con todo lujo de detalles los instantes previos a su entrada en el centro penitenciario. "Un golpe de Estado nunca sale gratis, escrito con prisa en el asfalto", relata Rufián en su texto, recordando una de las pintadas aledañas. También especifica el resto de mensajes que nada tienen que ver con la política. 

El diputado de ERC recuerda, además, la salida de prisión de Mundó, Rull, Romeva y Turull, "cuando les dejaron salir con seis horas de retraso para que se hiciera de noche y no pareciera que había tanta gente fuera esperando". Asegura que allí "hace frío", un frío que "no acaba hasta que te vas". En su relato compara las colas de los visitantes con las de un ambulatorio y cómo la espera se hace eterna hasta que por megafonía avisan: "Junqueras, la 2", en referencia a la cabina designada para su encuentro. 

"Pongo las manos en el cristal sucio. Recuerdo los abrazos que nos dimos", cuenta con nostalgia el diputado de ERC en el Congreso. Rufián indica que la luz de Junqueras es tan poderosa que "dejas de ver la oscuridad" que domina el lugar. 40 minutos de visita y de conversaciones, turnándose entre los cuatro visitantes para ocupar las tres sillas de plástico que copan el habitáculo. 

Gabriel Rufián se deshace en elogios hacia su líder. "Un gigante que no cabe en siete cárceles", mantiene, lamentando que lleve "100 días sin sus hijos y ni un reproche para nadie". "Historia viva, asegura Rufián. El interfono se apaga y la visita acaba, por lo que ponen de nuevo las "manos en el cristal sucio" y se reparten "besos y abrazos en el aire".  "Cerrando el puño" expresa su rabia, cuenta. 

El artículo concluye asegurando que "hay quien se merece un país entero", a la par que lamenta haber escrito unas líneas que no "querría haber escrito nunca".