La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha perdido la cuestión de confianza a la que se ha sometido esta mañana en el pleno del Ayuntamiento para poder aprobar los presupuestos de 2018. En esta ocasión, PDeCAT y ERC han votado en contra, aunque la semana pasada se abstuvieron, y se han sumado al PSC, Ciudadanos, PP, la CUP y el concejal independiente del partido Demòcrates de Catalunya, Gerard Ardanuy.

La votación ha sido nominal y ha contado con 30 votos en contra y 11 a favor, los únicos votos de Barcelona en Comú, por lo que se han rechazado los presupuestos que iban aparejados a la cuestión de confianza.

La semana pasada, los presupuestos tampoco fueron aprobados, al tener sólo los votos a favor de Barcelona en Comú y las abstenciones del PDeCAT y ERC. Ahora, la oposición tiene un mes para acordar un nuevo alcalde y unos presupuestos alternativos. De no lograrlo, el proyecto de presupuestos de Colau se aprobarán de manera automática al acabarse el plazo.

Colau ha desafiado a la oposición y les ha dicho que ahora son ellos los que tienen "el reto de conformar un gobierno alternativo antes de treinta días", plazo del que disponen para presentar una moción de censura.

Cabe recordar que no es la primera vez que Colau se ve en una situación semejante. En diciembre de 2016 ya le pasó exactamente lo mismo. La alcaldesa hiló su continuidad a la aprobación de los Presupuestos, y recogió 15 votos a favor y 26 en contra (de CiU, ERC, CUP, Ciudadanos y PP). Colau señaló entonces que “no estoy aquí para mantener la silla, de hecho, estaría dispuesta a dar la voz a la ciudadanía, pero la normativa prevé que, ante una situación de bloqueo, se produzca una cuestión de confianza como salida”.

La oposición, entonces, criticó que los presupuestos salieran por la cuestión de confianza, ya que no se alcanzó un acuerdo por un alcalde alternativo.

Como era de esperar, las primeras reacciones en redes sociales no se han hecho esperar.