La sesión de la Asamblea de Madrid vivió ayer momentos de gran tensión entre el Partido Popular y la oposición después del ambiguo auto del juez del caso Lezo que Cristina Cifuentes usa para asegurar que la Justicia le ha dado la razón. El culmen se vivió cuando uno de los protagonistas de la estrategia del PP, el vicepresidente Ángel Garrido, acusó a Miguel Óngil, diputado de Podemos, de sufrir “esquizofrenia”. Algo que la presidenta de la Cámara, Paloma Adrados, dijo no haber escuchado.

Adrados se negó en varias ocasiones a dar la palabra al diputado de Podemos y accedió sólo a que Garrido retirase sus palabras. Algo a lo que el vicepresidente se negó, alegando que había usado la ironía pero “sólo es para las personas inteligentes”.

Finalmente, Adrados accedió a conceder un minuto a Óngil, que enseguida le fue retirado entre gritos porque según la presidenta de la Asamblea, no se estaba ciñendo a las alusiones.