Lunes, 29 de enero. Han pasado más de 48 horas desde que se celebrara el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Pero Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación del Partido Popular sale en rueda de prensa y decide dedicar unas palabras. Todo bien, en teoría, hasta que el discurso del dirigente popular acaba mezclando el Holocausto, los nazis y los “ayuntamientos del cambio” en los que gobierna Podemos y sus marcas.

Parecía difícil semejante artimaña dialéctica. Un principiante se habría conformado con no recordar que fueron tropas soviéticas las que liberaron el campo de exterminio de Auschwitz. Un aficionado habría hablado del Holocausto sin sonrojarse porque su partido bloquee toda iniciativa sobre Memoria Histórica en nuestro país. Pero Pablo Casado no es ni un principiante ni un aficionado; es un profesional.

Por eso, mientras todo el mundo miraba la varita mágica del Holocausto, Casado se sacó de la chistera a los ayuntamientos de Podemos sin que nadie se lo esperase. “Desde el partido queremos recordar ese día de la infamia y sobre todo prevenir de actos de antisemitismo que siguen produciendo en España. Muy especial en aquellos ayuntamientos que se denominan del cambio y que siguen promoviendo y aprobando campañas de desinversión, boicot y sanción que son absolutamente en nuestra opinión intolerables”.

Las reacciones a la pirueta dialéctica de Pablo Casado no se han hecho esperar, con algunos que le piden que “no hable del pasado”, como hizo él cuando tachó de “carcas” a la izquierda por hablar “de la fosa de no sé quién”, y critican la "hipocresía" de sus palabras.