El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, visita hoy León para hacer Justicia; porque justo es reconocer que, por mucho que otras latitudes presuman de tradición democrática, solo el Reino de León puede decir que tiene reconocido desde junio de 2013 por la Unesco "el testimonio documental más antiguo del sistema parlamentario europeo".

Y es que los leoneses tienen un papel -en realidad cinco- que les acredita como "cuna del parlamentarismo", condición que Mariano Rajoy atribuyó al Reino Unido en un artículo en el diario The Guardian con motivo de su visita a aquel país a primeros de diciembre.

El alcalde de León, Antonio Silván, advirtió al presidente del Gobierno de ese error y le invitó a visitar la capital del Bernesga, y Rajoy se disculpó en una carta abierta a los leoneses, aceptó la invitación y hoy cumple visita para completar el desagravio.

Fue precisamente su Gobierno el que elevó a la Unesco los documentos, los "Decreta" (decretos) del Reino de León de 1188 para su reconocimiento y obtención de la oportuna certificación de ese organismo de Naciones Unidas en su capítulo "Memoria del Mundo" en el que también están incluidos el Tratado de Tordesillas (desde 2007) y las Capitulares de Santa Fe (2009).

"Estos documentos, cuyo origen se remonta a la España medieval, -señala la Unesco- fueron redactados en el marco de la celebración de una curia regia, en el reinado de Alfonso IX de León (1188-1230). Reflejan un modelo de gobierno y de administración original en el marco de las instituciones españolas medievales, en las que la plebe participa por primera vez, tomando decisiones del más alto nivel, junto con el rey, la iglesia y la nobleza, a través de representantes elegidos de pueblos y ciudades".

Los cinco textos acreditados por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) son:

(1).- La orden del rey Alfonso IX al obispo de Orense sobre la celebración de las curias reales de 1188 y 1194. (Se encuentra en el archivo de la Catedral de Orense).

(2).- El compendio de leyes de Diego y Antonio de Covarrubias y Leyva (siglo XVI), donde están incluidos los "decreta" de León de 1188. (Biblioteca Nacional).

(3).- Los códices y la compilación de documentos de Ambrosio de Morales (1513-1591), entre ellos el "Tumbo colorado" de la Catedral de Santiago de Compostela, en el que también figuran los citados decretos. (Biblioteca Capitular y Colombina de Sevilla).

(4).- "Tumbo viejo" de la Catedral de Lugo, en el que también están los "decreta". (Archivo Histórico Nacional).

(5).- Un capítulo del "Tumbo Negro" de la Catedral de Astorga del siglo XIII (una copia del siglo XVIII) con referencias legales de 1208 sobre la celebración de las Cortes de 1188. (Biblioteca Nacional de España).

Los tumbos o capitularios son libros en los que se copiaban los privilegios y pertenencias de las iglesias y los monasterios, una especie de registros de la época.

¿Qué tienen de trascendente todos esos papeles? Pues que acreditan la participación en la Curia Regia de 1188 (Consejo Real o Corte del Rey) de representantes elegidos de pueblos y ciudades, junto al clero y la nobleza.

La participación de la plebe en consejos de este tipo podía haberse producido antes, pero los "decreta" demuestran, según la Unesco, que en esa reunión en la basílica de San Isidoro de León se sentaron las bases del reconocimiento de derechos predemocráticos y se le concedió al pueblo el derecho a intervenir en la decisión de los asuntos públicos, lo que supuso "cambios significativos en la estructura institucional del reino".

Pero no todos los historiadores están de acuerdo en reconocer a León esa distinción y algunos citan la Curia Plena de 1187 en la localidad soriana de San esteban de Gormaz, en la vecina Castilla, como antecedente.

En aquella ocasión el rey Alfonso VIII reunió a nobles, clero y gente de las ciudades para decidir sobre el matrimonio de su hija Berenguela con el príncipe alemán Conrad of Staufen.

No es que los reyes de entonces fueran especialmente demócratas, sino que dieron voz y voto a la burguesía de la época por su creciente poder económico y por su decisivo papel en la repoblación de los territorios que se iban reconquistando a los musulmanes.

Hay autores que comparten el lapsus de Rajoy y defienden que todo estos antecedentes pueden estar muy bien, pero que el primer parlamento organizado, reunido de manera regular y con plena capacidad de legislar es inglés como el té de las cinco.

Como al presidente del Gobierno, el alcalde de León tuvo que escribir al ahora huido expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont después de que éste dijera en abril de 2017 durante una charla en la Universidad de Harvard que "el primer parlamento del mundo" fue catalán.

¡Que nones!, que la Unesco dice que no, le decía el regidor al político independentista, al que invitaba a visitar León y a dejar de fabular.

Otros sitúan la cuna del parlamentarismo mucho antes y más al norte, en Islandia, y otorgan ese reconocimiento a la "allthing" (asamblea) que se reunió en Thingvellir en 930, pero los vikingos no solían dejar nada por escrito, así que, cada uno puede pensar lo que quiera, pero León tiene papeles.