Nunca un archipiélago dio tanto que hablar como las Islas Feroe. ¿Qué ha hecho que esta región de Dinamarca se convierta en actualidad? Puigdemont ha sido el causante puesto que, tras su visita a la universidad de Copenhague donde ha dado una conferencia en la mañana del lunes, ha sido invitado a una cena con el partido por la independencia de las islas, República.

¿Qué sabemos de las Islas Feroe?

Su nombre en danés significa "islas de corderos". Se trata de un pequeño archipiélago en el Atlántico Norte, entre Escocia, Noruega e Islandia que es un país autónomo dentro del Reino de Dinamarca. El archipiélago lo forman 18 islas, de las cuáles 17 están habitadas, con una superficie de 1.393 km²​ y poco menos de 50.000 habitantes. Cerca de 20.000 viven en su capital, Tórshavn. 

Su moneda oficial es la corona feroesa que no se trata de una divisa independiente, sino una versión local de la corona danesa, por lo que no tiene un código ISO 4217 oficial y el encargado de emitir los billetes es el Banco Nacional de Dinamarca. 

La bandera oficial es una cruz nórdica roja perfilada en azul sobre un fondo de color blanco. En cuanto al escudo, se trata del dibujo de un carnero plateado con los cuernos y las pezuñas de oro. 

Su relación con el 'procès' catalán

La relación de estas islas con el independentismo viene de lejos. Desde 1948 tienen su propio primer ministro y Parlamento, desde donde mandan dos representantes al parlamento danés de su región en cada legislatura. Cuenta con sus propias instituciones de gobierno, exceptuando defensa, relaciones exteriores y sistema legal. Se trata de una región que lleva arrastrando durante décadas su identidad nacional. Sin embargo, las posturas sobre el estatus de su relación con Dinamarca se debaten entre la plena independencia y el mantenimiento de la autonomía dentro del Estado danés.

Fue el pasado 11 de febrero de 2017 cuando se anunció la fecha para su referéndum de autodeterminación, que será el 25 de abril de 2018. 

Queda claro que Puigdemont no da puntada sin hilo, y aunque parezca que su maniobra ha sido al azar al elegir Copenhague como destino para internacionalizar (más aún) su causa, no es así. El país nórdico fue el primero en aprobar una declaración en su parlamento en 2015 a favor del diálogo y una consulta.