El procés ha desgastado a gran parte de la población catalana y española en general. Ha devastado relaciones de amistad, entre familiares etc, pero también se ha notado en otros sectores. Por ejemplo, la lista de empresas que han optado por coger el petate y emigrar para evitar las consecuencias de la locura independentista.

Este desgaste también lo han vivido incluso instituciones afines a la causa nacionalista, como por ejemplo el FC Barcelona. Un equipo que apoyó fervientemente al independentismo durante el 1-O y que incluso se planteó no jugar el partido en apoyo a las “víctimas de la represión” policial.

El procés ha provocado que el turismo también se resienta y esto está indudablemente conectado a la afluencia al Camp Nou. En los tres últimos encuentros disputados en el feudo barcelonista, la media de espectadores es de poco más de 52.000. Unas cifras muy pobres para un equipo que hasta hace escasos días estaba invicto y galopa con paso firme hacia el título de Liga y quién sabe si también hacia el de Champions. Esta es la única razón que explicaría este decrecimiento de público, aunque desde el club señalan al frío, los horarios, rivales y la televisión como principales enemigos de la afluencia al estadio.

El Tour también se resiente 

Los números, al igual que el algodón, no engañan y los estudios del club dejan patente un descenso en la asistencia de turistas. ¿Y qué tiene que ver esto? Muy sencillo. Son los aficionados que contratan los servicios VIP Experience.

La Organización Mundial del Turismo (OMT), ha calculado un descenso que roza el 20% del turismo en Cataluña en el último trimestre de 2017 que, casualmente, se corresponde con el revuelo social que ha dejado el proceso secesionista. Además, estos datos son más sangrantes cuando la secretaria de Estado de Turismo asegura que Cataluña perdió un “4,7% de turistas extranjeros en octubre y un 2’4 en noviembre”.