Como ya es habitual, Mariano Rajoy, despedirá el año en su tierra, Galicia, lo que ha aprovechado para participar en la inauguración del renovado puente de Rande, una infraestructura que conecta desde hace décadas los dos lados de la ría de Vigo. El acto ha estado rodeado de polémica, por un lado por la subida del peaje que tendrán que afrontar los usuarios y que explica según los críticos las prisas por abrir al tráfico los nuevos carriles, y por otro, por la ausencia de los representantes de los municipios implicados, que han denunciado que parte de las obras todavía no están terminadas.
Desde Bueu, Cangas, Moaña y Vilaboa se han dado muestras de "preocupación", además, por varias cuestiones que tienen que ver con la seguridad. La principal es que los regidores ponen en duda que estén listas las pasarelas que deben comunicar los nuevos carriles con el tronco central del puente. "Fue un compromiso de Fomento, que habló de construir tres pasarelas en cada sentido, las cuales tienen que servir para evacuar los carriles externos en caso de accidentes y para que puedan acceder los vehículo de emergecias", han subrayado los alcaldes de estas localidades, quienes consideran peligroso llevar a cabo la inauguración sin que estén listos estos pasos operativos.
Rajoy aprovecha el símil