Este domingo, 8 de Octubre, el PSOE gallego celebrará las primarias para elegir al secretario general de la formación, tras permanecer durante más de un año y medio con una gestora, después de la dimisión de José Ramón Gómez Besteiro.

El proceso comenzó con tres precandidatos: Gonzalo Caballero MíguezXaquín Fernández Leiceaga y Juan Díaz Villoslada, de los cuales el primero y el último, son declarados sanchistas. Sin embargo, tras el recuento de avales del día 20 de septiembre, Leiceaga, portavoz parlamentario de la formación, anunció su retirada como candidato a pesar de ser el segundo más avalado. Tras la notificación sin precedentes, se comunicó la integración de Caballero y el parlamentario retirado. Una versión repetida con los mismos protagonistas, en las primarias que eligieron el cabeza de cartel del socialismo galaico a la presidencia del gobierno autonómico, con la diferencia de que Gonzalo no había llegado a ser candidato al no conseguir los avales necesarios.

Dos versiones y varias contradicciones

Tanto Fernández Leiceaga como Caballero justificaron su programa conjunto para que “el próximo secretario general obtenga una mayoría sólida, lo que no se garantiza en un proceso a tres”. Asimismo tacharon la candidatura de Villoslada como “lo viejo en contraposición a lo nuevo”, es decir su programa, ya que ambos son viejos conocidos de la izquierda gallega.

Además los dos aseveraron que “la gestora gallega había incumplido las normas aprobadas en el 39 Congreso Federal del PSOE, en las que se recoge una segunda vuelta entre los dos candidatos más votados”.

Resulta chocante que la persona que ha apostado por Pedro Sánchez, cargue ahora contra las normas impuestas por una gestora que constituyó el actual secretario general. Por otra parte, tildar al tercero en liza como “lo viejo y continuista”, parece difícilmente asumible, al constatar que Juan Villoslada es el recién llegado al partido y nunca ostentó ningún cargo orgánico, al tiempo que los apoyos de los líderes territoriales son casi los mismos que en su día auparon a Leiceaga como cabeza de cartel para presidir la Xunta de Galicia.

Villoslada, el gran desconocido del PSdeG, ha logrado unir posturas hasta ahora irreconciliables como las de Vigo, Coruña y Lugo, basándose en “hablar con la gente y abrir una etapa nueva en el partido, ya que no arrastro ningún tipo de lastre”. Sorprende que con estas bases, sea posible aunar voluntades contrapuestas bajo un único fin. No obstante, es el único que ha empezado y terminado con un único planteamiento, reprochando a sus contrincantes “el pacto”.

Con este panorama el juego está servido y las espadas en alto. Solo falta saber si estas primarias cerrarán la inestabilidad interna o por el contrario, servirán para que el PSOE gallego siga dividido en compartimentos estancos que sirven en bandeja las mayorías absolutas del PP en la comunidad.