El conseller de Empresa y Conocimiento de la Generalitat, Santi Vila, ha pedido dar una "última oportunidad al diálogo" antes de declarar la independencia unilateral de Cataluña, y que tanto la Generalitat como Gobierno central se comprometan a no tomar decisiones por sí mismos.

En un artículo en el Ara,el conseller ha pedido la mediación de personas de reconocido prestigio que propicien una negociación "de buena fe y transparente entre las dos legitimidades enfrentadas, la soberanista y la constitucionalista".

"Ya empezamos a notar los efectos"
Vila, uno de los impulsores del referéndum, advierte ahora sobre el conflicto y sus consecuencias sobre la economía catalana y del conjunto de España, y ha advertido sobre estos efectos: "Como conseller de Empresa y Conocimiento, he constatado que los empezamos a notar".

"Aunque una eventual declaración de independencia del Parlament sería humanamente y políticamente comprensible, atendiendo a las advertencias de prudencia recibidas por parte de la comunidad mundial, los sindicatos y las empresas, es importante reflexionar sobre su utilidad y consecuencias", ha sostenido Vila.

Cuestiona los resultados del referéndum
La realidad es, dice el conseller, que se celebró un referéndum que no se reconoció como legítimo por parte de la población catalana, "que el referéndum nos vincula y nos obliga es tan cierto como que la represión a la que fue sometido alteró la jornada y los resultados".

El conseller ha dicho que la declaración supondría la suspensión del autogobierno en Cataluña, la posible detención de sus impulsores y el inicio de una espiral de movilizaciones y conflictos en la calle, algo que ve innegable tras la actuación policial del 1-O, del inmovilismo del Gobierno de Mariano Rajoy, y de "las amenazas de Felipe VI en su discurso como jefe de Estado".

Vila, que sustituyó en la Conselleria a Jordi Baiget, que expresó dudas sobre el referéndum, ha tachado de brutal y desproporcionada la actuación policial, por lo que ha exigido la dimisión de sus responsables, y ha dicho que "cuesta entender que dirigentes, militantes y simpatizantes del PP, que comparten valores humanistas y cristianos, no reprueben una actuación que violó lo más sagrado: la dignidad de la persona".