Es indiscutible que el referéndum del 1-O en Cataluña es ilegal porque se ha saltado las leyes democráticas de un país democrático para convocarlo. Es indiscutible que miles de personas pudieron votar este 1-O en Cataluña. Sin censo homologado, sin las mínimas garantías, con papeletas de cualquier tipo, pero han votado y ahí quedan las imágenes para la historia. Al margen de legalidades y hechos visibles, comenzamos la primera semana de Octubre con una evidencia: Con Rajoy España se ha roto. Una parte muy importante de los ciudadanos catalanes han roto con España y desde luego han roto con Rajoy, al quien no reconocen como su Presidente. 

Ni Moncloa ni Sant Jaume darán un paso atrás

A corto plazo las cosas solo pueden empeorar, fuentes de la Generalitat consultadas por ELPLURAL han asegurado que no darán marcha atrás “ni un ápice” y se encaminan a proclamar la independencia de Cataluña. Consideran que tras las cargas policiales del 1-O “ya no hay nada que dialogar con un Estado opresor” y no reconocen a Rajoy como interlocutor.

En la otra parte, en el Partido Popular consideran que a Carles Puigdemont no le queda otra que dimitir y no le reconocen como interlocutor. Rajoy no piensa “amilanarse” y no permitirá un “acto de sedición que no ha respetado las normas democráticas que nos hemos dado todos los españoles con la Constitución”.

Huelga general para el 3-O

Mientras tanto la CUP, el partido que quiere que Cataluña también abandone la Unión Europea y que es el que ha marcado y marca la agenda política en Cataluña, ha convocado huelga general en toda Cataluña para el próximo día 3, como paso previo a una “movilización permanente” hasta conseguir la independencia.

El Ministerio de Interior ya anunció la pasada semana que el despliegue de antidisturbios en Cataluña tiene carácter “indefinido”. Los incidentes de este domingo no serán los únicos que veamos. 

Internacionalizar el conflicto 

De la misma manera que el Gobierno del PP ha fracasado estrepitosamente este domingo -con la foto de la gente votando y con la foto de policías cargando contra ciudadanos- el Gobierno de la Generalitat sabe que no ha habido un referéndum con las mínimas garantías. Ha sido una chapuza en toda regla, sin control de votantes, de papeletas, de censo y sin posibilidad de realizar un recuento mínimamente creíble. Pero en Cataluña eso ya da igual.

En el centro internacional de prensa los periodistas catalanes insistían: “quienes tenían alguna duda ya no la tienen”.

Por todo ello la primera estrategia de la Generalitat, que era ‘victimizarse’, la han conseguido ante los catalanes. Ahora inician la vía de internacionalizar el conflicto y exigen la presencia de mediadores internacionales, figura que solo se usa en conflictos entre estados, al borde de la guerra civil  o en casos como el terrorismo de ETA o el IRÁ. Ninguno de esos caso es el de Cataluña, pero la estrategia de los actuales gobernantes catalanes es esa, no reconocer la capacidad de diálogo al Estado español dado que le consideran ‘culpable’.

En este sentido el Síndic de Greuges (equivalente al Defensor del Pueblo), Rafael Ribó, compareció el domingo por la tarde ante la prensa para anunciar la presentación de “denuncias” ante el comité de derechos humanos de la ONU, ante la Unión Europea y ante todos los organismos internacionales inimaginables por las “brutales agresiones” de las fuerzas del orden.

Mientras la ruptura política es evidente, la ruptura emocional es un hecho. La indignación de los catalanes por lo ocurrido este domingo es un hecho guste o no. Y la hartura del resto de españoles también.

Rajoy ha conseguido romper lo que se tardó 40 años de convivencia democrática en construir. La convivencia en paz entre Cataluña y España. Y entre España y Cataluña.