Expectación máxima en Moncloa, a la espera de la comparecencia del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para explicar la ofensiva del Gobierno español conta el desafío catalán. En total, una actuación en seis frentes, pero con el Tribunal Constitucional como campo de batalla y varios recursos jurídicos como armas. Y un discurso de Estado de Rajoy que, por lo visto, no ha querido empañar con preguntas de los periodistas.

“No subestimen la fuerza del Estado español. Ese referéndum no se va a celebrar", ha dicho Rajoy a los independentistas, después de un Consejo de Ministros extraordinario. De hecho, el presidente del Gobierno ha hecho preceder su entrada de todos los miembros del Gabinete, que han asistido en primera fila al discurso, a excepción del ministro de Exteriores, que se encontraba en el extranjero. Una entrada que se ha producido con 15 minutos de retraso y ante una sala repleta de periodistas que hoy no sólo venían de España y que han agotado las reservas de la cafetería de Moncloa.

"Esa consulta ilegal y chapucera no se va a celebrar", ha insistido Rajoy. "Ni el Gobierno ni los tribunales pueden permitir", un referéndum que el presidente ha tachado de "grave acto de desobediencia a nuestras instituciones democráticas". "Lo que no es legal, no es democrático", ha dicho Rajoy. "El Gobierno hace cumplir la ley porque así hace cumplir el deseo mayoritario de los españoles".

Rajoy ha señalado que “la Constitución no es perpetua ni debe serlo” y que en España “se puede ser independentista”. Pero si se quiere cambiar la Carta Magna, hay que hacerlo “a través de las normas y los procedimientos fijados para ello”, y se puede defender la independencia, “pero lo que no se puede hacer es pasar por encima de nuestras normas democráticas”.

El presidente del Gobierno ha mandado varios mensajes. A los diputados de la oposición que ayer demostraron “coraje” y “desnudaron” ante los catalanes “el tipo de régimen que les gobierna”. A los partidos constitucionalistas que han demostrado “lealtad”, dando “tranquilidad” al Estado. A los ciudadanos que están “dolidos y sufren desasosiego”, a quienes ha dicho que pueden “confiar en la democracia”. Y a los independentistas, a los que ha reclamado que “no liquiden sus instituciones”, en un claro aviso de que será culpa de ellos si suspende su autonomía, aplicando el artículo 155 de la Constitución.

"Soy muy consciente de la gravedad del momento. Soy muy consciente de mis obligaciones y de lo que se espera de mí. Haré todo lo necesario para evitar que todo se elimine de un plumazo. Vamos a demostrar que la democracia libre y pluralista es capaz de enfrentarse a los enemigos de la convivencia", ha concluido Rajoy, antes de abandonar la sala de prensa de Moncloa sin dar la palabra a los periodistas.

Hasta ahí la parte emotiva. La parte técnica se queda en la batería de seis medidas que ha puesto en marcha el Gobierno. Un recurso ante el Tribunal Constitucional por la Ley del Referéndum; una impugnación al decreto ley que convoca la consulta del 1-O; otra impugnación al decreto ley con las medidas que regulan el referéndum; un incidente ejecución contra la Ley de Desconexión que hoy tramita el Parlament; una impugnación de la Sindicatura electoral y sus miembros; una petición para que el TC notifique todas las decisiones a todos los miembros del Govern, los altos cargos de la Generalitat y a sus 947 alcaldes. Y mañana, cuando se aprueba la Ley de Desconexión, se impugnará ante el TC tras otro Consejo de Ministros. Vuelta a empezar.