Aunque no lo parezca, el camino hacia el Brexit, la salida de Reino Unido de la Unión Europea continúa avanzando, pero parece que las dos partes no van a llegar a cerrar un acuerdo completo para el primer divorcio que sufre la Unión.

Esta semana se está produciendo en Bruselas la tercera ronda de negociaciones y la división no puede ser más evidente. “Para ser sincero, estoy preocupado. El tiempo pasa rápido”, ha afirmado sin tapujos el negociador de la Unión Europea para el Brexit, Michel Barnier, en una breve declaración a los medios antes de reunirse con David Davis, el ministro británico encargado de la retirada, para esta tercera ronda que se prolongará hasta el jueves.

Y es que fuentes comunitarias asumen que será difícil alcanzar un avance suficiente en las conversaciones para octubre, cuando se preveía iniciar el debate sobre la futura relación entre Londres y el bloque europeo.

Barnier aseguró que está “preparado para intensificar las negociaciones en las próximas semanas” y subrayó la necesidad de acelerar el proceso, dado que el tiempo corre y la UE teme que no se asienten las bases para un acuerdo en la fecha para la que está prevista la salida del Reino Unido, marzo de 2019, dos años después de que se iniciaran oficialmente las negociaciones.

Las cosas claras

Y es que desde Londres parece que no tienen muy claro a dónde quieren llegar ni cómo hacerlo y en Bruselas se empiezan a impacientar. “Necesitamos una posición clara para tener negociaciones constructivas. Cuanto antes acabemos con la ambigüedad, antes estaremos en una posición de negociar nuestra futura relación”, afirmó el negociador comunitario.

La cosa no es para tomárselo a la ligera. Sobre la mesa están los principales temas clave de la separación, como los derechos de los ciudadanos, la cuestión de la frontera irlandesa y el acuerdo financiero, aunque no se esperan grandes avances.

Flexibilidad e imaginación

Si en junio se abordaron los aspectos organizativos de las negociaciones y en julio se identificaron las áreas de convergencia y divergencia en ámbitos como los derechos de los ciudadanos, en agosto se aspira a clarificar las posturas en los tres asuntos clave.

Pero al otro lado de la mesa encontramos a un ministro británico mostrándose dispuesto a “avanzar en todos los puntos, pero para ello” pidiendo “flexibilidad e imaginación” a los Veintisiete.

David Davis espera que Barnier sea menos rígido sobre la futura relación que tendrá el Reino Unido con la UE, pero Bruselas insiste en resolver antes asuntos como la “cuenta del divorcio”, los derechos de los comunitarios y la frontera irlandesa.

Documentos de ruptura

En las últimas semanas, el ministerio que encabeza Davis ha publicado una serie de documentos sobre la postura del Gobierno británico ante asuntos cruciales de su futura marcha de la UE, entre ellos que el Tribunal de Justicia Europeo deje de tener jurisdicción en el país o llegar a un acuerdo que garantice una “cooperación estrecha” entre ambas partes para resolver disputas legales tras el “brexit”.

En otro documento, Londres se mostró a favor de establecer un marco que garantice que ambas partes seguirán protegiendo y compartiendo datos personales después de la salida británica de la UE de una manera “segura, adecuada y regulada”.

Claridad en todo

Todo esto suena muy bien para el negociador comunitario, pero es sólo una pequeña parte de todos los problemas a afrontar en la negociación. Barnier dijo haber leído “muy atentamente” las posturas presentadas por el Gobierno británico, pero se volvió a mostrar tajante e insistió en que la UE necesita “las posiciones del Reino Unido en todos los aspectos de la separación”.

“Esto es necesario para hacer progresos suficientes. Tenemos que empezar a negociar seriamente. Necesitamos que las posiciones del Reino Unido sean claras, para tener negociaciones constructivas”, añadió.

De momento, sólo cosas técnicas

Mientras el elegido de Bruselas pide concreción y mete prisa, el Gobierno británico espera que las negociaciones de esta semana se centren en asuntos de “naturaleza técnica” antes de unas conversaciones más sustanciales en septiembre.

Según dijo hoy Davis en Bruselas, los documentos presentados “son producto de trabajo duro y reflexión detallada” y confió en que sean la base para “conversaciones constructivas”.

“El objetivo del Reino Unido sigue siendo el mismo, lograr un acuerdo en el interés de la UE, el Reino Unido y la población y las empresas de toda Europa”, concluyó Davis.

En esta ronda Bruselas no espera un acuerdo sobre la cifra concreta que el Reino Unido deberá abonar por abandonar el club comunitario, aunque sí busca una metodología suficientemente detallada que garantice a los Estados miembros el cumplimiento de los compromisos asumidos por los británicos en el presupuesto de los Veintiocho.