Después de 81 años del golpe de Estado que derrocó al Gobierno legítimo de la II República, y diez tras la publicación de la Ley de la Memoria Histórica que prohíbe cualquier exaltación golpista y del régimen fascista que durante 40 años asoló España, convirtiéndola en una sanguinaria dictadura presidida por el genocida Francisco Franco.

Después de todo esto, que a cualquier otro país de nuestro entorno sonrojaría celebrar, en España se continúa a día de hoy quebrantando la Ley y recordando a franquistas y falangistas con la connivencia y el apoyo espiritual de la Iglesia española, que lejos de pedir perdón por su participación activa en la que vinieron en llamar “santa cruzada nacional” contra los rojos, no duda en ceder iglesias y curas afines a la causa para oficiar misas y responsos en honor de “los caídos por Dios y por España

”, como reza en el pasquín distribuido por la parroquia de El Salvador de la localidad albaceteña de La Roda (15.000 habitantes). 

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“Caídos por Dios y por España”

Un año más (y van unos cuantos), la parroquia de El Salvador de La Roda, una de las muchas iglesias españolas que luce todavía en su fachada grandes e inconstitucionales símbolos fascistas, falangistas y franquistas prohibidos por la cita Ley de la Memoria y que su  alcalde y senador del PP, Vicente Aroca, elude cumplir, con denuncias ciudadanas de por medio ante los juzgados, celebrará el sábado, 24 de agosto, a las 20 horas, una misa en honor de “Los caídos por Dios y por España”, sin que el obispo de Albacete, la Audiencia Provincial y los partidos políticos hagan algo por evitarlo, permitiendo herir la memoria de muchas víctimas cuyos cuerpos aún hoy yacen en cunetas o en fosas comunes como la existente en el cementerio de La Roda.

“Amigo de los mártires” y de Cospedal

[[{"fid":"67502","view_mode":"medio_ancho","fields":{},"type":"media","attributes":{"alt":"Símbolo franquista en la iglesia de La Roda en Albacete ","title":"Símbolo franquista en la iglesia de La Roda en Albacete ","style":"font-size: 1em; float: left;","class":"img-responsive media-element file-medio-ancho"}}]]Que esto suceda en La Roda no sorprende a nadie, conociendo como conocen al alcalde de la localidad, Vicente Aroca, que hasta hace poco presumía en su muro de Facebook de ser “amigo de los mártires de La Roda”. De ahí, suponemos, su negativa a retirar nomenclatura y signos fascistas. Y de ahí la denuncia de la Marcha de la Dignidad en 2014 exigiendo al regidor Aroca, arropado por María Dolores de Cospedal, la retirada de los numerosos símbolos franquistas que jalonan fachadas, calles y rincones de la localidad.

En su denuncia, los querellantes solicitan al juzgado de La Roda que obligara al alcalde y a la Iglesia albaceteña a eliminar la placa a los “caídos por Dios y por España”, así como el escudo inconstitucional del aguilucho, además del monolito que recuerda el paso por la localidad del cuerpo de José Antonio Primo de Rivera, portado por los falangistas en su onírico y surrealista recorrido entre Alicante y Madrid en 1936.

Calles y colegios

Vicente Aroca, presidente también del PP partido que gobierna en La Roda desde 1987, no tiene justificación para mantener el nombre de calles de golpistas en el pueblo (Mola, Moscardó...), ni tampoco para seguir nombrando un colegio público “José Antonio”, fundador de la Falange que hasta la muerte de Adolfo Suárez daba nombre a la principal vía urbana de la localidad, renombrada ahora con el expresidente del Gobierno. Y no sólo eso, La Roda es de las pocas localidades que mantienen la Medalla de Oro de la villa al dictador Francisco Franco, desposeído de este reconocimiento en casi todas las ciudades, muchas de ellas gobernadas por el PP.

“Los mártires” de El Alcázar de Toledo

Pero aquí no queda la ruta de las misas fachas por Castilla-La Mancha. Ni mucho. Falta la principal de todas ellas que por su localización e importancia convierten el acto de exaltación en una de las mayores ignominias protagonizadas por los familiares de los golpistas y de la Iglesia toledana. El caso es que, en septiembre, la Hermandad de Nuestra Señora Santa María del Alcázar de Toledo, sede en la actualidad del Museo del Ejército y de la Biblioteca de Castilla-La Mancha, organiza un acto de exaltación de las personas que en 1936 se levantaron en armas contra el legítimo Gobierno de la II República.

[[{"fid":"67504","view_mode":"medio_ancho","fields":{},"type":"media","attributes":{"style":"font-size: 1em;","class":"img-responsive media-element file-medio-ancho"}}]]En su mayoría militares y guardias civiles que la citada hermandad, que para más provocación desfiló por primera vez en sus más de ochenta años de historia en la Procesión del Corpus Christi de este año, se encarga de mantener viva la memoria de estos “heroicos defensores del glorioso baluarte”, como catalogan a los sediciosos los familiares y simpatizantes de estos golpistas, entre los que todos los años se encuentra algún que otro concejal del PP del ayuntamiento toledano, que no duda en visitar la cripta donde descansan los restos mortales, entre otros, de Jaime Milans del Bosch.

Con las bendiciones de la Iglesia

Exaltación, sin embargo, que no sólo se celebra con total impunidad en un edificio público y de la importancia cultural del Museo del Ejército, sino que cuenta con el apoyo entusiasta de la Iglesia toledana, que año tras año cede espacios y curia para que la vertiente más fundamentalista del nacional-catolicismo tenga su día en el calendario y aclame el golpe de Estado de 1936. Tanto es así que, incluso, en la Catedral Primada existe una capilla donde diariamente tiene lugar “la Santa Misa, a las 8,30, en sufragio de los difuntos de la Hermandad de Nª Sª del Alcázar”; es decir, en honor de los golpistas que se atrincheraron en el emblemático recinto. Letrero que permanece en la puerta de la capilla 81 años después del golpe de Estado contra el Gobierno legítimo de la II República, y tras diez de la aprobación de la Ley de Memoria Histórica que prohíbe la exhibición y exaltación del régimen franquista.