La velocidad de expansión que tiene internet es asombrosa. En 1994, había algo más de 25 millones de usuarios. Hoy, esa cifra se ha incrementado a los 3.500 millones. Facebook, por ejemplo, alcanzó por primera vez los cien millones de usuarios activos en 2008. A día de hoy cuenta con cerca de 1.800 millones.

Al mismo tiempo, resulta revelador considerar hasta qué punto la comunicación de las ideologías terroristas, así como la planificación y ejecución de los ataques, han sido transformados por internet. Estos cambios quizás sean más fáciles de ilustrar en el caso de Al Qaeda o el Estado Islámico, organizaciones terroristas que han aprovechado el potencial de la red.

Hace apenas una década, la propaganda yihadista radical fue creada y difundida por Al Qaeda. Gracias a los foros en línea, la fuerza de los mensajes se basaba principalmente en la experiencia ideológica de los eruditos e ideólogos venerados. Hace apenas cinco años, figuras como Anwar Awlaki revolucionaron este enfoque al adaptar el mensaje extremista a posibles partidarios en Estados Unidos y otras sociedades occidentales. ¿Cómo? A través de la revista Inspire, a la que Awlaki y otros fieles trataron de conectarse para llegar directamente a las audiencias y alentar a la violencia en apoyo a su causa.

En este nuevo entorno, estos eruditos religiosos ya no son aquellos que son venerados, sino hombres y mujeres de acción. En pocos años internet ha permitido que la propaganda se vuelva más participativa, más individualizada y más estrechamente vinculada a la conducta real, de tal manera que resulta muy difícil determinar donde terminar la producción de propaganda de un terrorista.

Interacción en internet

Debemos entender internet como una plataforma conceptualizada en dos vías. Es decir, puede ser utilizada de manera diferente por diferentes individuos y en diferentes situaciones. Entre otras cosas, esto significa que no existe una dicotomía de radicalización violenta sin una conexión directa.

Además, a veces el brazo de la ley no llega a alcanzar a grandes organizaciones que pueden resistir cualquier intento de querer identificarlas. En este aspecto, Marc, Twitter, Microsoft y Google anunciaron una serie de planes para crear una base de datos compartida que les ayudase a identificar y eliminar contenido en internet vinculado a las organizaciones terroristas.

Determinación de la tecnología

Algunos expertos opinan que, aquellos que creen en una radicalización de la tecnología, asumen que internet y la tecnología son capaces de moldear a las personas y someterlas, de tal modo que “una caja fuerte cae sobre nosotros”.

Si seguimos considerando la figura del terrorismo en la red, más que una caja fuerte vendría a ser una biblioteca, ya que no se nos restringen todas nuestras funciones, sino que nos ofrecen todo tipo de materiales -creíbles o no-.

Aunque la radicalización no dependa de internet, la planificación de ataques y la violencia encuentran más oportunidades. Es decir, los terroristas ven internet como un recurso en donde ‘pescar’ a los usuarios más vulnerables y llevarles a su terreno.