José García Molina nació en Barcelona, el 29 de diciembre de 1969. Es profesor universitario de educación social. Su carrera política comenzó con su inscripción en Podemos Castilla-La Mancha, en 2015 se proclamó secretario general de dicho partido político y ha sido el brazo armado de Pablo Iglesias en Castilla-La Mancha, en muchas ocasiones, el ejecutor del trabajo sucio en su enfrentamiento con el PSOE. Su actitud provocó descontento en las filas de Podemos castellanomanchegas.

En las elecciones autonómicas de 2015 fue el candidato a presidir la comunidad de Castilla-La Mancha. Tras los resultados electorales, llegó a un acuerdo con los socialistas que posteriormente decidiría romper por “el desaliento y la vergüenza”. Dos años después, tras no conseguir llegar a un acuerdo por los presupuestos de 2017, desde el 10 de agosto es el vicepresidente segundo de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, tras el pacto entre PSOE y Podemos.

Ha protagonizado numerosas polémicas, entre otras, cuando publicó un artículo de opinión en un diario de Toledo criticando a un sector del partido. “Aunque no sea agradable, también habrá que hablar de los que sobran en Podemos y en cualquier organización política que quiera ser verdaderamente transformadora de la sociedad a través de la política”, rezaba en su escrito.

La ausencia de democracia interna y un excesivo personalismo en torno a su figura, que le ha llevado a tomar todas las decisiones importantes de manera unilateral, sin reunir al órgano de dirección ni consultar a las bases de su partido en asuntos como la ruptura del acuerdo de investidura con el PSOE y el rechazo a los presupuestos autonómicos de 2017 ocasionó que el también diputado autonómico y portavoz en las Cortes de Podemos Castilla-La Mancha, David Llorente, disintiera públicamente de los procedimientos de toma de decisión empleados durante su etapa como secretario general.

La última gran polémica se produjo con un intercambio de pareceres con Teresa Rodríguez, secretaria general de Podemos Andalucía. Le reprochó su pretensión de querer convertirse "en la voz autorizada de todo el mundo", y ello a pesar de que en el congreso de Podemos la corriente Anticapitalistas, la más izquierdista de la organización, tuvo "una situación casi marginal".

García Molina le reclamó a Rodríguez "respeto a todos los compañeros” y le recordó que el partido en Castilla-La Mancha lo tiene “bastante claro" y por eso ha decidido entrar en el Ejecutivo de Page. "Que no se fíen del Partido Socialista me parece bien, pero que no se fíen de nosotros ya no me parece tan bien", lamentaba García Molina.