"España no puede permitirse la vergüenza de que uno de sus exponentes culturales e históricos desfile también hacia el desprecio y la desaparición". Así de contundente se ha manifestado el coordinador del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica (GRMH), Matías Alonso, tras pedir que vuelvan los restos mortales del artista malagueño, Miguel de Molina. "Debe de volver de Argentina a la España democrática con la que soñaba" ha enfatizado Alonso quien ha instado a las instituciones a repatriar a España los restos del cantante desde el cementerio de La Chacarita en Buenos Aires.

Esta es una historia de ida y vuelta. Muchos han sido los intentos de repatriar al cantante de "La Bien pagá" y muchas las situaciones frustradas. En ocasiones, en la España sin libertades, fue por la oposición del régimen a que un símbolo del exilio, de la represión franquista y de la sexualidad gay volviera. Ya en democracia han sido distintas las razones. La última, la voluntad de su propia familia de que sus restos no descansen en un país en el que fue perseguido y maltratado por sus autoridades hasta el punto de que tuviera que huir allende de los mares.

Amenaza de desahucio de su nicho
Pero ahora puede ser otro momento distinto ya
que los restos del cantante, que están enterrados en el panteón de los artistas en el cementerio de La Chacarita de Buenos Aires, podrían en poco tiempo ser desahuciados del nicho que ocupa. Por ello, y por justicia, Matías Alonso ha pedido a las instituciones españolas que se encuentre "un tratamiento digno de la Memoria de aquellos residentes del silencio y las medias palabras", a facilitar su regreso «a la España democrática que ellos soñaban ya entonces". Supone una deuda que "no solo se lo debe su Málaga natal sino toda Andalucía".

Comprometido con la II República
Recuerda que el cantante "contribuyó con su arte a consolar en los hospitales a los combatientes republicanos heridos en el frente". Por ejemplo, en Buñol (Valencia) aún existe la casa donde pasó largas temporadas semiescondido tras la ocupación franquista. España no puede permitirse "la vergüenza" de que uno de sus exponentes culturales e históricos desfile también hacia el desprecio y la desaparición".

La Diputación Provincial de Málaga renunció en 2009 a repatriar los restos de Miguel de Molina al no autorizar la familia del artista malagueño su traslado desde América del Sur. La institución española envió una carta a la hermana de Miguel de Molina, Asunción Frías Molina, que no llegó a responder; meses después recibió una misiva remitida por un sobrino del artista, donde su hermana comunicaba su negativa a la repatriación.



"Rojo republicano y maricón", una combinación explosiva a finales de los años 30
Miguel de Molina cuyo nombre real era Miguel Frías de Molina, nació en Málaga en 1908. De familia humilde y criado entre seis mujeres; su madre, hermanas y tías. Se inició en el mundo de la música actuando en tablaos flamencos a principios de los años 30. Pero su vocación la de cantante, hizo que al poco se volcara en exclusiva a la copla obteniendo el éxito de manera rápida y con triunfos apoteósicos como “El día que nací yo”, “Triniá”, “Te lo juro yo” o “La bien pagá” u “Ojos Verdes”. Durante la guerra civil, mantuvo un claro acercamiento al bando republicano. Ell más su condición homosexual, le pasó factura con la llegada al poder Franco.

Y es que Miguel de Molina, desde sus inicios fue una figura incómoda para la dictadura franquista. Existe la versión de que un militar quería relaciones con él a lo que Miguel de Molina se negó. Pocos días después, en Madrid, tras una actuación en la que le gritaron “mariquita”, él respondió“: Mariquita no, maricón, que suena a bóveda”. Tras salir a la calle al finalizar la obra y a la salida del teatro, tres relevantes personas del Régimen, que se hicieron pasar por policías, le propinaron una tremenda paliza casi al borde de la muerte. Antes ya había recibido numerosas amenazas. Era molesto al Régimen. Entre los agresores estaba José Finat y Escrivá de Romaní, conde de Mayalde y posterior alcalde de Madrid.

Aun exiliado en Buenos Aires, el franquismo le persigue
Tras recuperarse, ya al inicio de los años 40 y arruinado, Molina emprende exilio “voluntario” a Buenos Aires. Pero el acoso de los ultras españoles siguió produciéndose, tal vez por obra del militar aludido anteriormente. Este cursaba órdenes desde España para que la embajada en Argentina le persiguiera por ser  su condición de homosexual y republicano. Es entonces cuando Miguel toma la decisión de emigrar a México. Pero Eva Perón le pide que regrese a Argentina. Así lo hace en loor de multitudes y plagado de contratos y actuaciones. Era una figura venerada en Buenos Aires.

Una vuelta efímera a España y de ahí a Nueva York
Miguel de Molina solo volvió a España en 1957 para grabar una película. Con 52 años, decide concluir su carrera artística y se va a vivir a Nueva York aunque al poco regresa a Buenos Aires. En la capital argentina, donde era venerado y muy respetado el artista fallece a la edad de 84 años. Su vida, o parte de ella, quedó inmortalizada en la película de Jaime Chávarri “Las cosas del querer”.

Como tituló Tono Cano en un reportaje sobre el gran artista, Miguel de Molina fue para el franquismo un “rojo, republicano y maricón, una combinación explosiva a finales de los años 30”. Miguel nunca contó por qué no quiso volver....