La política del meme: China censura a Winnie the Pooh. ¿Cómo se va a condenar al ostracismo a un ser tan adorable como el oso de Disney? Por motivos políticos, obviamente. La censura del régimen chino ha declarado la guerra al bueno de Winnie y quiere eliminar su rastro en la red para evitar comparaciones con su presidente, Xi Jinping. Los mensajes en Sina Weibo (un Twitter chino) con el nombre del osito han sido borrados además de vídeos compartidos en WeChat. Los límites de la realidad parecen verse sobrepasados cuando un estado como la República Popular China encuentra un enemigo en un dibujo animado, pero sobre todo en el humor. Porque esta campaña no es sólo contra el propio Winnie; es contra la libertad de expresión.

Todo empezó en un viaje de Barack Obama a China hace 4 años. Una inocente foto institucional de los dos presidente charlando distendidamente mientras daban un paseo fue captada en redes sociales y la comparación con Winnie y su inseparable amigo Tigger fue inevitable. Meses más tarde, en una reunión con su homólogo japonés, Shinzo Abe, volvieron las comparaciones. Esta vez con Ígor, el burro triste de orejas caídas. ¿Nadie le ha explicado a Xi Jinping que cuanto más de te ofende una broma, más te la van a hacer?

Está previsto que el congreso del Partido Comunista se celebre en otoño donde el actual presidente quiere reforzar su imagen y cree que las comparaciones con Winnie the Pooh no le benefician. La censura se ha visto reforzada y un osito se ha convertido en un represaliado del régimen chino. Winnie vive, la lucha sigue.