Dicen que don Pío está que trina y no es, en este caso, un juego de palabras por lo sugerente de su nombre pila. Pío García Escudero, presidente del Senado español tiene que acudir a la Audiencia Nacional a testificar en el caso Gürtel que afecta a su partido, el PP.

El tribunal ha decidido que su declaración es importante como presidente del Partido Popular en Madrid desde 1993 a 2004, y como coordinador nacional del PP para diversas campañas electorales de la época. Bueno pues, el motivo de lo que describen como “auténtica irritación” de don Pío es esa necesidad de tener que personarse en la sede judicial de San Fernando de Henares.

En una anterior situación testifical, en mayo de 2013, el juez Ruz se desplazó hasta el Senado para escuchar lo que el político tenía que decir en relación a la pieza del caso Gürtel en la que se investiga la supuesta contabilidad B del Partido Popular, atribuida al extesorero Luis Bárcenas.

Don Pío se presentará ante sus señorías una semana antes que su presidente, Mariano Rajoy Brey, para quien no hay plasma que valga, por decisión judicial

Por lo que trascendió, dijo haber recibido sobresueldos por valor de 4.200 euros, entre 1999 y 2003, por las funciones que desempeñaba en el Grupo Popular en la Cámara Alta.

Ahora podría solicitar que su declaración se realizara mediante video conferencia, pero -y aquí viene la causa de su amargura -, don Pío se presentará ante sus señorías una semana antes que su presidente, Mariano Rajoy Brey, para quien no hay plasma que valga, por decisión judicial.

¡Y que feo sería que reivindicase una opción a la que no puede acogerse el presidente del el Gobierno y de su partido! Al menos, debe ser un consuelo para don Pío García Escudero que, como en el caso de su compañero y jefe de filas, el magistrado presidente de la Sala haya mostrado su oposición a la decisión mayoritaria de sus otros dos colegas, de que ambos testifiquen en vivo y en directo.

 Se entiende el disgusto del presidente del Senado que puede venir aumentado por su calidad heredada de IV conde de Badarán. Y es que en este aspecto, no nos engañemos, en la Audiencia Nacional el boato es poco y escaso el glamur.