Dos diputadas del Partido Popular de Castilla-La Mancha, presidido por la ministra de Defensa María Dolores de Cospedal, controlan las dos principales organizaciones de mujeres rurales de España, con cerca de 200.000 socias distribuidas por todo el territorio nacional, además de repartirse decenas de miles de euros en subvenciones concedidas por el Gobierno del PP que dirige Mariano Rajoy desde 2011, a quien ambas parlamentarias ciudadrealeñas rinden conocida y pública pleitesía, organizando numerosos eventos con destacado protagonismo de miembros del Ejecutivo y del propio PP, de la que su jefa de filas Cospedal es secretaria general.

Desde Ciudad Real para el mundo rural

Tanto Carmen Quintanilla, presidenta de la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural (Afammer), como Lola Merino, presidenta de la Federación de Mujeres y Familias de Ámbito Rural (Amfar), tienen sus respectivas lanzaderas en Ciudad Real, ciudad en las que ambas residen y cuentan con varias viviendas en propiedad, no en el medio rural, sino en la capital, lejos de las incomodidades de los pueblos que ellas suelen denunciar desde sus respectivos escaños: Carmen Quintanilla en su calidad de diputada nacional del PP por la circunscripción manchega desde el año 2000, mientras que Lola Merino ejerce en el ayuntamiento capitalino y en las Cortes regionales de Castilla-La Mancha, donde cuenta con un escaño desde las elecciones autonómicas de 2015.

Las “180.000 hijas” de Quintanilla

El caso es que Carmen Quintanilla, que mantiene su escaño en la Carrera de San Jerónimo desde hace 17 años, preside una organización que, siempre según sus palabras, cuenta con  más de 180.000 afiliadas, siendo Afammer la asociación que más subvenciones recibió en 2015 del Gobierno de España, entre las entidades de mujeres rurales de ámbito nacional. Sobre un total de 200.000 euros concedidos por Ministerio de Agricultura, dirigido por su amiga Isabel García Tejerina, para el desarrollo de actividades de colaboración y de especial interés para impulsar el papel de las mujeres rurales, la asociación de Quintanilla se alzó con el “gran premio”, 50.000 euros de subvención, de los que 28.000 euros fueron destinados para la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres Rurales, celebrado en Cuenca en 2015 y con destacado protagonismo, como no podía ser de otra forma, de la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, amén de otros eventos con presencia de Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal.

“Estás cavando tu tumba”

Subvención a la que habría que añadir las concedidas por otros departamentos, como el Instituto de la Mujer, que en 2013 le otorgó 58.248, 22 euros para “mantenimiento, funcionamiento de la asociación, difusión y representación nacional e internacional”, dice el epígrafe de la ayuda. Y es que Carmen Quintanilla sabe ganarse su sueldo, no en Afammer, donde asegura no cobrar ni un euro, ni en dietas ni en kilometraje, sino en el Congreso de los Diputados donde todos los años factura en torno a los 84.966 euros, o si se prefiere, 6.069 al mes; o lo que es lo mismo: casi diez veces más que una mujer en el ámbito rural. La diputada saltó a la palestra informativa hace unos meses por presionar, como informó ELPLURAL.COM en exclusiva, al candidato alternativo a Cospedal, a quien le advirtió que se estaba “cavando tu propia tumba en el Partido Popular, porque la que manda es Cospedal, la secretaria general es Cospedal, la ministra es Cospedal. Vamos a ver, es un perrillo ladrador contra un oso y el oso devora al perrillo ladrador. Y el que no se da cuenta, pues hace el ridículo”. Blanco y en botella.

Las 90.000 “legionarias” de Merino

Sin embargo, su homóloga en la presidencia de Amfar, Lola Merino, no recibe las mismas ayudas, ya que mientras Afammer es beneficiaria de la cuarta parte de las subvenciones de Agricultura, “las legionarias” de Merino, como las catalogan fuentes socialistas, se tienen que conformar con 38.000 euros, cantidad que no llega a pagar el sueldo de la ciudadrealeña, puesto que a diferencia de Quintanilla ésta sí vive de las retribuciones de la asociación que preside; concretamente, Merino, que dice “no ser feminista” porque el feminismo “implica defender toda una trayectoria política radical con la que no estoy de acuerdo”, cuenta con un sueldo desde 1996 de 53.585,70 euros al año. No es de extrañar que, entonces, cuando ataca al Gobierno castellano-manchego del PSOE y lo acusa de no hacer nada por el mundo rural, desde la bancada socialista le recuerden que “no arriesga su estupendo sueldo porque es mucho arriesgar, 20 años a 50.000 euros cada uno pagados con fondos públicos, en total más de un millón de euros con dinero de los agricultores...”, le reprochó la diputada del Grupo Socialista, Carmen Torralba.

El sueldazo de Merino: 77.817,16 euros

Pero Amfar también es receptora de otras cantidades, como la otorgada por el Instituto de la Mujer en 2013, por un total de 30.569 euros. En este sentido, la propia Lola Merino, que en su currículum dice “profesión: presidenta de Amfar”, es receptora también de otras retribuciones en su condición de concejala en el Ayuntamiento de Ciudad Real, 6.158,19 euros, a los que habría que añadir otros 24.232,13 en su faceta de diputada regional por la misma provincia, que sumado a su sueldo de la Federación de Mujeres y Familias de Ámbito Rural (53.585,70) arroja la nada desdeñable cantidad de 77.817,16 euros, lo que la convierte en una de las tres parlamentarias mejor pagadas del Parlamento castellano-manchego, y nada que ver con los sueldo de las mujeres rurales, que a duras penas alcanzan el fin de mes

Atentado de Berlín: “¿Bienvenidos refugiados?”

Así las cosas, Lola Merino se encuentra en una situación contradictoria a la hora de defender los derechos del mundo rural, y mucho menos la discriminación de la mujer rural de Castilla-La Mancha que tanto gusta reivindicar en la tribuna de oradores de las Cortes manchegas. Y es que Merino es una persona que en no pocas ocasiones le delata, además, su verbo agresivo y vehemente, como cuando tras el atentado de Berlín, con nueve muertos y decenas de heridos atropellados por un camión en un mercado de Navidad, se preguntaba en su perfil de Facebook: “¿Bienvenidos refugiados?”. Es cierto que pidió perdón por si había “herido sensibilidades”, pero el PSOE exigió su dimisión ya que consideraron que no era suficiente con “las disculpas” ofrecidas, acusándola de haber hecho alarde de “intolerancia, xenofobia, enfrentismo y demagogia”. Ya se sabe, por la boca…

Juntas pero no revueltas

Pero lo más curioso de estas dos diputadas, que como hemos visto están dedicadas casi en exclusiva al servicio político de María Dolores de Cospedal, es que apenas se hablan, a pesar de pertenecer las dos a las direcciones provinciales y regionales del PP castellano-manchego. Tanto es así, que es muy difícil encontrar una foto de ambas en un acto con mujeres rurales, y cuando los periodistas le preguntan a alguna de ellas por la otra, responden con un lacónico: “Sin comentarios”. Aún es más, Carmen Quintanilla está enfrentada a Rosa Romero, exalcaldesa de Ciudad Real y actual vicepresidenta tercera de la Mesa del Congreso de los Diputados, a pesar de que ambas fueron beneficiarias de un piso de protección oficial en el edificio ciudadrealeño conocido como “El Quesito”, con un ahorro considerable incompatible a todas luces con su condición política. Por cierto, Romero es mentora e íntima amiga de Lola Merino. Juntas, sí, pero nunca revueltas.