La dimisión-cese de Manuel Moix es inminente. Abandonado a su suerte por el Gobierno ya nadie, salvo Celia Villalobos se atreve a romper una lanza por él. Soraya Sáenz de Santamaría, en los pasillos del Congreso, apuntaba a que su cese es responsabilidad de la Fiscalía y el propio Moix anunciaba para "esta noche o mañana" una reunión con el Fiscal General del Estado, José Manuel Maza.

Entrevistado en Onda Cero, se ha mostrado dispuesto a dimitir si su participación en una sociedad offshore perjudicaba a la institución: "No le quepa duda. No me he planteado abandonar porque estoy con una conversación pendiente con el fiscal general del Estado, pero yo no tengo apego al cargo y cualquier solución me parece razonable". El jefe de la Fiscalía Anticorrupción ha rebajado el tono con el que se defendió cuando saltó el escándalo y ha reconocido que calculó mal la relevancia de la sociedad. Además ha reconocido que no informó del asunto porque consideró que no había "incompatibilidad".

No lo ve de la misma manera la Asociación de Fiscales, que apoyó su nombramiento como jefe de Anticorrupción hace tres meses. En un comunicado hecho público este miércoles ha pedido su dimisión "ante las últimas informaciones conocidas". En el comunicado aprovechan para pedirle a Maza "un código deontológico" y recuerdan que ya existe un borrador del mismo, "pero que en el presente momento parece haber caído en el olvido". La Asociación de Fiscales tiene seis de los nueve vocales electos del Consejo Fiscal. La Unión Progresista de Fiscal (UPF), que también ha reclamado la dimisión, ostenta los tres vocales restantes.